En este paraje, emplazado en la Sierra Madre del Sur, hay una peculiar parcela que llama la atención porque dos secciones bien diferenciadas se distinguen a simple vista: en ambas hay frijol, pero en una sección crece raquítico y está descolorido y, en la otra, las matas mantienen colores vivos, con abundantes vainas.
“En esta parcela diversificamos cultivos, en este caso a través de la rotación: en el ciclo anterior tuvimos maíz y ahorita tenemos frijol. Es frijol criollo de la región y el manejo que se le está dando en este lado —la sección donde ha crecido mejor— es con base en la Agricultura de Conservación. La implementación de las diferentes prácticas sustentables nos ha permitido que se forme una mayor rizosfera —zona donde interactúan las raíces y los microorganismos del suelo— y esto permite que el ciclo vegetativo y el rendimiento sean mayores”, comenta Ángel Rodríguez Santiago, Técnico Certificado en Agricultura Sustentable que brinda el acompañamiento técnico a esta parcela.
“De este otro lado vemos el mismo cultivo, con la misma semilla de frijol, pero con las prácticas convencionales de la zona; como tiene menos nutrientes porque tiene menos materia orgánica, el ciclo vegetativo se vuelve más corto y por lo tanto el rendimiento también es menor”, dice Ángel mientras recorre la parcela y explica las bases científicas y los beneficios de la diversificación de cultivos.
Ángel colabora con el Hub Pacífico Sur del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) a través de la Unión de Ejidos y Comunidades del Valle de Nochixtlán. Comenta que esa parcela “forma parte de un proyecto con Walmart Foundation y el CIMMYT —Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche— cuyo objetivo es mostrar a los productores los beneficios de la diversificación de cultivos”.
La diversificación de cultivos, explica Ángel, es uno de los tres componentes básicos de la Agricultura de Conservación. Los otros componentes son la cobertura del suelo con rastrojo y el mínimo movimiento del suelo. Juntos, conforman un sistema de producción sustentable que busca conservar los recursos naturales permitiéndole a los productores incrementar sus rendimientos y disminuyendo sus costos de producción.
“Como parte de la Agricultura de Conservación en esta parcela hemos implementado camas permanentes —surcos elevados que forman largas hileras y que permiten hacer un manejo más eficiente del agua—, que en este caso son de 80 cm entre cama y cama, lo que nos permite tener un tráfico controlado de la maquinaria. Están trazadas con curvas a nivel, permiten retener el agua de lluvia y facilitan la infiltración. Se puede notar la diferencia: donde no hay camas permanentes hay escurrimiento, la lluvia se lleva el suelo, hay una erosión, así como un menor desarrollo del cultivo”, comenta Ángel mientras señala a su alrededor, haciendo más evidente la diferencia entre las secciones de la parcela.
Sin duda, la amplia adopción de estas prácticas agrícolas sustentables podría hacer la diferencia en zonas que, como la Mixteca Alta, están severamente erosionadas: “por las condiciones del suelo, que son suelos erosionados y durante años se han ido empobreciendo, estos terrenos llegaron al punto de que ya no daban nada de rendimiento. Durante tres años a esta parcela se le ha estado incorporando el rastrojo y sus rendimientos han mejorado”, indica Ángel.
“Con el manejo convencional los rendimientos han sido inferiores en comparación con los de la parcela donde se han implementado las innovaciones. Y como se puede ver, en la parcela de innovación la planta aún está viva, lo que permite tener un mejor llenado de grano. Eso es muy importante porque el frijol criollo de la región es la fuente de proteína y la fuente de alimentación primaria de este lugar. Se establece durante el ciclo primavera-verano porque su ciclo de producción es más corto y requiere menos agua, esto es lo que nos ayuda a alcanzar mayor rendimiento en comparación con otros cultivos”.
Como es posible notar, la diversificación de cultivos no se trata solo de cultivar otras especies diferentes a las habituales, sino que implica hacer un complejo análisis del contexto agroclimático y sociocultural de cada lugar. El papel de técnicos como Ángel Rodríguez, por supuesto, es fundamental para esta iniciativa, igual que el establecimiento de parcelas demostrativas como la que está en San Mateo Yucucui, la cual, por cierto, también ha funcionado como punto de entrenamiento para el curso de Técnico Certificado en Agricultura Sustentable, el cual incorpora a la diversificación de cultivos como elemento clave para el mejoramiento de los sistemas agroalimentarios.