En años recientes el cambio climático ha afectado drásticamente los cultivos de temporal en la Sierra de Chihuahua: las precipitaciones, que han sido muy escasas e irregulares, han provocado una tendencia a la baja en los rendimientos de los cultivos y, al mismo tiempo, ha favorecido las condiciones para la incidencia de plagas en los cultivos, sobre todo en el maíz —el aumento de la temperatura favorece el crecimiento y la distribución de muchas especies de plagas—.
Para promover acciones que le permitan a los productores locales adaptarse y mitigar los efectos del cambio climático, durante el año pasado se establecieron módulos o parcelas demostrativas en diferentes comunidades de la Sierra de Chihuahua. En el municipio de Guachochi, por ejemplo, se instalaron trampas con feromonas para monitorear al gusano cogollero (Spodoptera frugiperda) y así evitar el uso de productos agresivos con el medioambiente.
Durante 90 días se monitoreó cada uno de los módulos instalados. La captura máxima durante ese periodo fue de 458 palomillas y la mínima de 276. Las variedades de maíz sembradas en los módulos fueron maíces nativos como Amarillo, Cristalino de Chihuahua y maíz Blanco, variedad en la que se observó la mayor cantidad de palomillas capturadas.
Ante los resultados, las familias de la comunidad rarámuri que participaron en la instalación y monitoreo de los módulos mostraron gran interés en seguir implementando estas prácticas sustentables, mencionando que “así se puede evitar, desde que el maíz está pequeño, que la plaga ataque los cultivos, sobre todo en los años más secos que es cuando mayor problema dan”.
Además, para estas familias, los enfoques agroecológicos que promueve el Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico (CIDET) en colaboración con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) evitan que se usen productos potencialmente dañinos para la salud humana (son más costosos) y para el medioambiente.