General Pánfilo Natera, Zac.- Julio César González Márquez es profesor de la Universidad para el Bienestar Benito Juárez García (UBBJ) en el municipio General Pánfilo Natera, Zacatecas. Junto con 25 de sus alumnos de Ingeniería en Procesos Agroalimentarios, él está cambiando el panorama de la agricultura en su municipio y, poco a poco, en los municipios vecinos.
Recientemente, a través de la vinculación con el Grupo Agrocime —colaborador del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en Zacatecas— y el Hub Intermedio Grano Pequeño —del CIMMYT—, Julio César y sus alumnos comenzaron a instalar módulos demostrativos (parcelas donde han implementado innovaciones agrícolas). Originalmente, iban a instalar 11, pero —debido a su buena recepción— ya han instalado 14.
“La colaboración tiene dos vertientes: el desarrollo de capacidades en los estudiantes (sobre temas de Agricultura Sustentable orientada a las condiciones agroclimáticas locales, donde la precipitación es muy escasa) y la instalación de módulos demostrativos orientados a los productores, donde los estudiantes brindan acompañamiento técnico permanente en todas las etapas de la producción”, explica el profesor de la recién creada universidad.
Algunos de los alumnos participantes son productores, otros son hijos de productores y varios más tienen vínculo con ellos, de manera que entienden las necesidades y la complejidad de la agricultura local. Aunque actualmente los productores acuden a ellos por asesoría, el inicio del proyecto no fue fácil. Daniel Becerra, uno de los alumnos, comenta: “empezamos a generar un pequeño cambio en nuestra comunidad, pero siempre existe la resistencia al cambio. Algunos han dicho «¿cómo personas jóvenes van a venir a cambiar lo que se ha hecho de la misma forma por décadas?». No nos queda más que llevarlo a la práctica y demostrarlo con hechos”.
Daniel es productor y para él los cambios han comenzado en su propia parcela. “Yo trabajaba el campo de una forma convencional. Ahora estoy viendo las cosas de diferente forma, y a partir de esto, cada vez más gente de nuestro entorno se está interesando en esta forma de producir. Vecinos, e incluso gente que uno se encuentra en la calle, se acercan y nos ofrecen sus terrenos para producir como lo estamos haciendo en los módulos. El interés es cada vez mayor”, cuenta.
Ya que los productores aceptan el cambio más fácilmente cuando miran resultados, los estudiantes de la UBBJ han procurado tener el mayor número de testigos posible. Así han logrado que “los módulos ya no estén solo dentro de la cabecera, sino que se extendieran a otros municipios; tal es el caso de Villa González y Noria de Ángeles. Este sistema de módulos es una buena alternativa para difundir prácticas que ayudan a producir en medio de las condiciones tan escasas de agua que hay aquí; las curvas a nivel, por ejemplo, son una de estas prácticas”, manifiesta Irma Cordero, alumna participante.
Las Universidades para el Bienestar brindan la oportunidad no solo a jóvenes, sino a todo aquel que desee cursar estudios universitarios. Esto ha favorecido que madres de familia, como Marina Espino, de 38 años, se involucren en colaboraciones como esta: “ha sido una experiencia muy agradable llevar a mis hijos a las parcelas y que me ayuden en las labores. Es una forma de que tomen amor al estudio y también al campo. Es una forma de mejorar como personas, también como comunidad. Ahora se nos están acercando los vecinos de las milpas y traen a sus hijos porque ven que mis hijos están en el módulo”.
Alejandra López es una estudiante y productora que está reconfigurando el rostro de la agricultura en su localidad. “Hace poco un vecino me dijo que él no necesitaba ingenieros o técnicos para producir, pero al ver los resultados en el módulo, fue a buscarme para que lo ayudara con sus cultivos. Si yo no hubiera puesto en práctica las trampas para el manejo de plagas, no hubiera tenido resultados para mostrarle a los productores. Con el ejemplo y con resultados es como se puede cambiar la forma convencional y traer la innovación a nuestras comunidades”, comenta.
La innovación que estos estudiantes están promoviendo mediante la vinculación entre la UBBJ, el Grupo Agrocime y el CIMMYT también está generando un cambio social más allá de las parcelas, pues está haciendo que la comunidad confíe en sus jóvenes. Hace unas semanas, por ejemplo, en Unión de San Antonio cayó una fuerte granizada (fenómeno que no se había visto en la comunidad) y en algunos casos se perdieron los cultivos por completo. Cristian Díaz, uno de los alumnos participantes, manifiesta que “en un par de minutos se destruyeron los cultivos. Como estudiantes, quisimos ayudar y contactamos a las dependencias que pueden emitir apoyos. Hoy la comunidad confía más en nosotros”.
De esta manera, los pequeños grandes cambios que pueden surgir de una parcela tienen la capacidad de transformar a toda una comunidad. En este caso, el diálogo intergeneracional y la Agricultura Sustentable están siendo los motores de ese cambio positivo.