Las milpas resguardan un alto número de variedades de maíz y otros cultivos. En la Península de Yucatán la mayoría de los productores practican la milpa asociada –con diversas variedades de maíz, frijol, ibes, calabaza y hasta otros siete cultivos más–, y esta puede ser de tipo tradicional, continua o mecanizada. Sin embargo, independientemente del tipo de milpa que trabajen, los productores actualmente tienen bajos rendimientos y altas pérdidas, además de una continua preocupación por los fenómenos asociados al cambio climático, como las sequías prolongadas, las lluvias fuera de ciclo o los daños por plagas que antes no se presentaban.
Este panorama fue formulado por los propios productores de la región gracias a un proceso participativo que, desde un inicio, involucró a las comunidades para definir los puntos críticos de los diferentes sistemas milpa y las características de lo que ellos consideran debe tener una milpa sustentable. Precisamente, este proceso se enmarca en el proyecto Milpa Sustentable en la Península de Yucatán (MSPY), impulsado por la Fundación Haciendas del Mundo Maya (FHMM), Fomento Social Banamex y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), con la colaboración de importantes actores estratégicos, como el Grupo Interdisciplinario de Tecnología Rural Apropiada (GIRA) y el Laboratorio de Agroecología del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con los que recientemente se realizaron reuniones con productores de la Península de Yucatán.
GIRA es una organización sin fines de lucro que promueve procesos de autogestión, autoregulación y planificación participativa en temas socioambientales a nivel local y regional. Junto con el equipo del Programa de Socioeconomía del CIMMYT, conformó el grupo que se ha reunido varias veces con productores de los municipios de Yaxcabá (Yucatán), Peto (Yucatán), José María Morelos (Quintana Roo) y Calakmul (Campeche) para discutir, cuantificar y recientemente presentar los resultados del trabajo sobre indicadores de sustentabilidad del sistema milpa, los cuales se evaluaron en sus distintos tipos y abordan diferentes atributos de la sustentabilidad, como la productividad, estabilidad, resiliencia, adaptabilidad, equidad y autogestión.
Milpa Sustentable en la Península de Yucatán tiene un enfoque de inclusión social y equidad de género, conservación y gestión optimizada de los recursos naturales, mitigación de los efectos del cambio climático y adaptación a este, producción de alimentos inocuos y de calidad y vinculación de productores con mercados. Por esto, en la definición de los indicadores de sustentabilidad se empleó el Marco para la Evaluación de Sistemas de Manejo de Recursos Naturales Incorporando Indicadores de Sustentabilidad (MESMIS), una metodología desarrollada por GIRA, la UNAM, ECOSUR y otras instituciones académicas.
Así, con el acompañamiento del equipo de GIRA y el CIMMYT, los 54 productores participantes definieron 19 indicadores de sustentabilidad de la milpa, como el rendimiento de cultivos, la inclusión familiar, la materia orgánica del suelo, el manejo eficiente del agua, la conservación de los recursos forestales, la inclusión comunitaria y la complementación de herramientas para el pronóstico climático (te puede interesar Diálogos entre ciencia y cultura a favor de una milpa sustentable). De esta manera, son las propias comunidades de la Península de Yucatán las que están decidiendo el futuro de sus milpas.
En términos generales, las milpas tradicionales y continuas muestran bajos rendimientos y altas pérdidas por plagas, lo cual se refleja en una baja disponibilidad alimentaria. Sin embargo, resaltan positivamente la alta diversidad de productos obtenidos de la milpa, el bajo uso de agroquímicos, la alta rentabilidad de la apicultura y el cultivo de cítricos, la alta diversidad de fuentes e ingreso y la alta inclusión social. En el caso de las milpas tradicionales, destaca el hecho de que los periodos de rotación en el bosque son largos, derivando en un alto nivel de conservación.
Los indicadores de sustentabilidad también permiten evaluar las innovaciones que son relevantes para los diferentes sistemas milpa. En ese sentido, se logró identificar que innovaciones como el arreglo topológico (densidad de siembra) y la no quema se van a sostener en el tiempo, pues han sido ampliamente adoptadas por los productores, de manera que, muy probablemente, las seguirán realizando cuando el proyecto concluya. Sin embargo, se necesita trabajar para que otras innovaciones propuestas sean no solo sostenibles, sino relevantes para los desafíos de la milpa.
Finalmente, los indicadores permiten identificar recomendaciones para mejorar la sustentabilidad de la milpa, tanto mediante prácticas agroecológicas en las parcelas como a través de políticas públicas favorables a estos sistemas. Para el CIMMYT y las organizaciones con las que colabora, es importante que los productores tomen las mejores decisiones en favor de sus sistemas productivos. Este es, precisamente, uno de los objetivos de Milpa Sustentable en la Península de Yucatán y de los procesos participativos que se impulsan junto con los aliados de este proyecto.
Por: Carolina Camacho Villa, CIMMYT; Carlos González Esquivel, Laboratorio de Agroecología IIES-UNAM; y Cecilia Briones Guzmán, GIRA AC.