En nuestro mundo hiperconectado, no debería sorprendernos que los últimos años hayan mostrado un aumento importante en la propagación de plagas y enfermedades transfronterizas. Los enfoques integrados han resultado eficaces para gestionar de forma sostenible estas amenazas que traspasan fronteras para los medios de vida y la seguridad alimentaria de los agricultores.
Sin embargo, un enfoque verdaderamente integrado explica no solo la “cura”, sino también cómo se puede incorporar de manera sostenible al sistema agroalimentario y al panorama social. Por ejemplo, ¿cómo sabemos si los agricultores que adoptan semillas resistentes a enfermedades y plagas podrán obtener mejores ingresos? ¿Y cómo nos aseguramos de que los incentivos se alineen con las normas y valores de la comunidad para permitir una mejor adopción de enfoques integrados de manejo de plagas o enfermedades?
Expertos de todo el sistema de investigación del CGIAR y sus socios hablaron sobre este tema en el reciente webinario sobre Manejo integrado de plagas y enfermedades, el tercero de la serie de webinarios del Año Internacional de la Sanidad Vegetal. Los panelistas compartieron valiosas perspectivas sobre la ciencia de los brotes, las dimensiones sociales del control de plagas y enfermedades de los cultivos, el riesgo de enfermedades zoonóticas y cómo las organizaciones nacionales, regionales y mundiales pueden coordinar mejor sus respuestas.
“La combinación de la ciencia, asociaciones globales y conocimiento nos ayuda a todos a estar mejor preparados para evitar las pérdidas que hemos visto. Hoy, observaremos cómo luce esto en la práctica”, dijo Rob Bertram, científico de la Oficina de Resiliencia y Seguridad Alimentaria de USAID, y moderador del evento.
Entendiendo las fuentes
El maíz y el trigo, los cultivos clave estudiados en el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) no son ajenos a las enfermedades o plagas destructivas, con el gusano cogollero, el brusone de trigo o la necrosis letal del maíz encabezando la lista. Pero otros cultivos básicos y sus respectivas economías también están sufriendo — por las infestaciones de la raya marrón de la yuca, el nematodo del quiste de la papa, el tizón de la hoja de taro, la langosta del desierto o la marchitez por fusarium.
¿Cuáles son las razones de la expansión de estos brotes? B.M. Prasanna, director del Programa Global de Maíz del CIMMYT, explicó que hay varias: “Las semillas o el material de siembra infectados, el movimiento de vectores, la gran capacidad migratoria, el equipo de campo contaminado, las prácticas de comercialización inadecuadas de producción de cultivos y el tráfico aéreo y marítimo mundial” son todas las causas principales.
Siempre es mejor prevenir los brotes que luchar para encontrar una cura, pero como señaló Prasanna, esto requiere una estrategia holística y multiinstitucional que incluya vigilancia y alerta temprana, regulaciones fitosanitarias y de cuarentena, y soluciones tecnológicas. Un mejor acceso a los datos de monitoreo y vigilancia, y equipos de diagnóstico sensibles, fáciles de usar y asequibles son esenciales, al igual que el despliegue proactivo de variedades de cultivos resistentes.
Crear conciencia sobre el manejo integrado de enfermedades y plagas es igualmente importante, dijo a los asistentes. “Debemos recordar que MIP no es solo un Manejo Integrado de Plagas, sino también integrar la mentalidad de las personas’. Ese sigue siendo un gran desafío. Necesitamos pensar más allá de nuestras disciplinas e instituciones limitadas y realmente unirnos para poner soluciones de MIP en los campos de los agricultores”, dijo Prasanna.
No todos los brotes son iguales, pero las lecciones se pueden compartir
Regina Eddy, coordinadora del Grupo de Trabajo del Gusano Cogollero en USAID, trabaja en estrecha colaboración con el complejo tema del escalamiento en lo que respecta a la respuesta a desastres y los roles de las organizaciones nacionales, regionales y globales.
“Necesitamos desarrollar plataformas inclusivas de socios interesados, no diseñadas ‘para ellos’, sino ‘con ellos’”, dijo Eddy. “No podemos abordar solos los problemas de seguridad alimentaria. Punto final”.
Cerrando la brecha entre la ciencia social y la biofísica
Nozomi Kawarazuka, antropóloga social del Centro Internacional de la Papa (CIP) explicó cómo los investigadores pueden mejorar la aceptación de su nueva semilla, innovación o práctica agronómica al involucrar a los científicos sociales para que comprendan las normas de género y el panorama social al comienzo del proyecto, en la fase de evaluación inicial.
Kawarazuka destacó cómo la participación de mujeres expertas y extensionistas en sectores que suelen estar dominados por hombres ayuda a reducir los prejuicios y cambia las percepciones.
“En el sur de Asia, las agricultoras dudan en comprometerse con los extensionistas del gobierno”, dijo. “Las mujeres expertas y trabajadoras de extensión reducen esta barrera. La diversidad social y de género en el sector de la sanidad vegetal es un punto de entrada para desarrollar innovaciones que sean aceptables tanto para mujeres como para hombres y ayuda a ampliar la adopción de innovaciones en la comunidad.
El mundo observa la agricultura y la ganadería
Las enfermedades zoonóticas son causadas por patógenos que se propagan entre los animales y las personas. Comprender el riesgo de las enfermedades zoonóticas es un tema esencial y oportuno en la discusión del manejo integrado de plagas. Las malas prácticas de manejo del ganado, la falta de conocimiento general sobre enfermedades y las prácticas de manipulación de alimentos inseguras pero comunes ponen en riesgo a las poblaciones.
“Es especialmente oportuno [tener esta] discusión sobre zoonosis en nuestro planeta plagado de COVID. El mundo entero buscará que los sectores alimentario y agrícola mejoren su rendimiento”, dijo Bertram.
Annet Mulema, científica social y de género del Instituto Internacional de Investigación Ganadera (ILRI), describió los resultados de un estudio que muestra cómo las conversaciones comunitarias transformaron las relaciones de género y el riesgo de enfermedades zoonóticas en las zonas rurales de Etiopía, donde el 80% de la población depende de la agricultura y tiene contacto directo con ganado.
“Hubo cambios notables en la actitud y las prácticas entre hombres y mujeres con respecto al manejo inseguro de los animales y el consumo de alimentos de origen animal”, explicó Mulema. “Las conversaciones comunitarias dan voz a hombres y mujeres involucrados, permite que se expresen y discutan una variedad de ideas, conduce a la propiedad comunitaria de las conclusiones y planes de acción, y abre canales de comunicación entre los proveedores de servicios locales y los miembros de la comunidad”.
De lo local a lo global y de lo global a lo local
Los panelistas coincidieron en que mejorar la capacidad es la forma más poderosa para avanzar en los enfoques de manejo integrado de plagas y sanidad vegetal, mientras que las asociaciones conectadas e inclusivas a lo largo de la cadena de valor hacen que todo el sistema sea más resistente. La cantidad de conocimiento científico sobre las formas de combatir las plagas y enfermedades de las plantas está aumentando, y tenemos nuevas herramientas para conectar lo global con lo local y llevar este conocimiento al nivel de la comunidad.
El cuarto y último webinario del CGIAR sobre sanidad vegetal está programado para el 31 de marzo y se centrará en la salud interseccional de las personas, los animales, las plantas y sus entornos en un enfoque de “One Health”.