Fortalecer la capacidad de liderazgo de técnicos, investigadores, académicos y estudiantes que colaboran en el proyecto fue el principal objetivo.
Por: Nadia Rivera, colaboradora Proyecto Buena Milpa
9 de septiembre de 2016.
San Marcos y Quetzaltenango, Guatemala.- Durante una semana, un equipo de especialistas en redes de innovación de la Universidad de Chapingo, México, impartió una capacitación especializada a colaboradores del Proyecto Buena Milpa en Guatemala. El objetivo principal fue desarrollar competencias y capacidades en el tema de fortalecimiento de redes de innovación, para que los actores involucrados en estos procesos (extensionistas, investigadores, productores y académicos) que colaboran dentro del proyecto puedan aplicar esta herramienta en la selección de actores clave, con el fin de poder alcanzar mayor cobertura y demostrar los impactos y resultados que se están logrando en los procesos de intervención.
El análisis de redes tiene relevancia en el tema de transferencia de tecnología y difusión de innovaciones. Debido a ello resalta la importancia de conocer la estructura relacional que tienen los productores y entender la forma en que están interactuando y cómo son sus procesos de comunicación. Con ello, es más fácil intervenir de manera adecuada y tomar decisiones con aquellos actores que pueden ser aliados estratégicos, con quienes se puede trabajar de manera directa para que a través de ellos el proceso de difusión sea más rápido y se puedan utilizar de forma eficiente los recursos, “es decir, llegar a mayor cobertura, con menor tiempo, con menor esfuerzo y menos recursos económicos”, expresó Roque Pérez, facilitador de la Universidad de Chapingo, México.
Este proceso se basa principalmente en realizar un mapeo de redes de innovación, el cual, a decir de los ponentes, consta de seis etapas:
1. Establecer un objetivo del funcionamiento de la red. Es importante darle un valor de uso.
2. Diseño de instrumento de colecta de información (una encuesta).
3. Levantamiento de información manteniendo la objetividad para que lo que se concluya responda a la realidad.
4. Recabación sistematizada de la información recolectada en campo. Digitalizar para posteriormente editar la base de datos.
5. Análisis de redes e indicadores. Para ello se utiliza un software que permita el cruce de variables.
6. Última etapa y más importante: valor de uso. Qué decisiones se tomarán a partir de esta información.
Para cumplir con este proceso, alrededor de 85 participantes (entre técnicos, investigadores, académicos y estudiantes) debieron mostrar interés por aprender y apropiarse de nuevas herramientas y aportar conocimientos.
Los asistentes a los talleres mostraron mucha participación e interés por aprender el proceso de esta nueva herramienta que busca hacer más eficaz la fluidez de información entre diversos actores.
Algunos de los colaboradores que participaron fueron la Asociación de Desarrollo Integral para el Occidente (ADIPO), el Centro Universitario de San Marcos (Cusam), el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Administración de Guatemala (MAGA), el Instituto de Ciencia y Tecnología (ICTA), la Asociación CDRO, el Centro Universitario de Occieente (Cunoc) y la Asociación de Organizaciones de los Cuchumatanes (Asocuch), entre otros.