El manejo de las arvenses y leguminosas con restos de rastrojo favorece al productor en la disminución de costos y la producción del cultivo.
Por: Fermín Martínez, profesor-investigador del Centro Regional Universitario Sur de la Universidad Autónoma Chapingo.
Noviembre de 2017.
San Miguel Tlacamama, Oax.- En la región Costa del estado de Oaxaca, el uso de Agricultura de Conservación en laderas —por medio de la cobertura de suelo—, trae grandes beneficios, principalmente con arvenses, leguminosas y rastrojo.
El manejo de las arvenses y leguminosas con restos de rastrojo permite la conservación de suelo y agua, al contar con una cobertura natural que al descomponerse favorece el desarrollo de materia orgánica, lo cual permite la captura de carbono —que apoya a la estructura del suelo—, promoviendo de esta manera cambios físicos, químicos y biológicos. La conservación del agua se logra por la buena filtración a los mantos acuíferos, ayudando a que los arroyos tengan agua por más tiempo.
Los productores de maíz de temporal en laderas de las zonas aledañas a la plataforma de investigación han evitado el efecto erosivo de la escorrentía mediante el manejo de la cobertura, la cual funciona como una trampa de humedad durante la canícula, ya que retiene el agua de rocío y evita que se pierda por evaporación.
Esta tecnología es importante para la preservación del suelo, pues al no quemar el rastrojo se protege el suelo contra la erosión; además, la cobertura aporta nutrientes al descomponerse, y cuando se prefieren leguminosas, hay un beneficio por la fijación biológica del nitrógeno, ya que este no se volatiliza tal como pasa con los fertilizantes nitrogenados como la urea o el sulfato de amonio. Adicionalmente, existe un control de arvenses, lo que resulta en un ahorro significativo de herbicida.
Para el manejo de coberturas se requiere de una secuencia de actividades que incluye el chapeo y la aplicación de herbicidas. El primero se inicia en el mes de mayo; consiste en cortar los arbustos y restos de cosecha y extenderlos de manera uniforme sobre el suelo, esto con el propósito de que las semillas de las plantas de cobertura germinen con la humedad de las primeras lluvias del temporal.
La conjunción de factores ambientales como la humedad y temperatura, estimula la germinación de las semillas de arvenses y leguminosas, las cuales se desarrollan en un periodo de 20 a 30 días o hasta que el suelo queda 100% protegido con cobertura viva.
El manejo de coberturas se inicia con una combinación de dos herbicidas: glifosato y 2-4 D. La aplicación se efectúa de forma manual con bombas aspersores y boquillas de cuatro hoyos; para lograr una óptima aplicación y un buen manejo de la cobertura, se delimitan las áreas con varas o balizas.
Por otro lado, para la siembra de los cultivos se dejan pasar de 7 a 15 días para que los herbicidas sequen las hierbas y leguminosas, y la cobertura se asiente y permita realizar la actividad.
El uso de esta técnica aumenta el número de jornales en un 30%, porque el agricultor tiene que descubrir el suelo para poder hacer el hoyo y depositar la semilla, pero el beneficio principal está en la baja proliferación de hierbas en las primeras etapas del cultivo, lo que se traduce en la disminución de aplicaciones de herbicida: menos jornales y menos producto, lo cual favorece al productor con la disminución de costos.
Finalmente, es necesaria la difusión de nuevas herramientas, técnicas y usos que permitan elevar la sustentabilidad de los sistemas de producción y, con ello, mejorar la calidad de vida de los productores vecinos a las plataformas.