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Cinco pasos que podrían resolver el dilema alimentario del mundo

9 de septiembre de 2014.

Con información: René Dávila.


México es centro mundial de origen y domesticación de plantas cultivadas, como el frijol, dijo José Sarukhán Kermez, Coordinador Nacional de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), al inaugurar el Foro “El futuro de la comida” organizado por National Geographic, comentó que el diálogo empieza aquí, donde expuso la interrogante ¿cómo vamos a dar de comer a 9 mil millones de personas en el 2050?, si a nivel mundial se “tira un tercio de la comida”.

Durante el evento celebrado el pasado viernes 29 de agosto, reconoció que la problemática mundial por la conservación de la sustentabilidad del planeta, se complica, porque nos hemos convertido en consumidores indiscriminados de alimentos, por lo que lo más importante, es mantener la “Seguridad Alimentaria” manteniendo la “Soberanía Alimentaria”.

En los últimos 50 años, nuestra demanda de recursos naturales se ha duplicado. Si continuamos usando recursos y generando desechos al ritmo actual, para 2030 necesitaremos el equivalente a dos planetas. Sin embargo, sólo tenemos uno.

30% de los alimentos se pierden en manos del agricultor y otro 30% en la cadena de valor. La urbanización está haciendo que la mano de obra sea cada vez más escasa. Cada segundo perdemos un área de tierra cultivable casi del tamaño de un campo de fútbol. La agricultura ya está utilizando el 70% de las extracciones globales de agua dulce.

¿Cómo puede el mundo duplicar la disponibilidad de alimentos mientras reducimos al mismo tiempo el daño ambiental causado por la agricultura?

Cinco pasos que podrían resolver el dilema alimentario del mundo.

Paso uno: Congelar el aumento de tierra dedicada a la agricultura

Durante la mayor parte de la historia, donde quiera que necesitáramos producir más comida simplemente talábamos bosques o arábamos pastizales para hacer más granjas. Actualmente se ha talado una extensión casi del tamaño de Sudamérica para dedicarla al cultivo. Para criar ganado hemos utilizado incluso más tierra, una extensión de aproximadamente el tamaño de África. La presencia de la agricultura ha causado la pérdida de ecosistemas completos en todo el mundo, incluidas las praderas de América del Norte y la selva atlántica de Brasil, y se siguen talando selvas tropicales a un ritmo alarmante. Pero ya no podemos permitirnos aumentar la producción de alimento mediante la expansión agrícola. Cambiar selva tropical por tierra de labranza es una de las cosas más destructivas que le hacemos al medio ambiente.

Paso dos: Cultivar más en las granjas que ya tenemos

A partir de los años sesenta del siglo XX, la revolución verde incrementó la producción en Asia y América Latina empleando mejores variedades de cultivos y más fertilizantes, irrigación y máquinas, pero con importantes costos ambientales. El mundo puede ahora fijar su atención en aumentar el rendimiento de las tierras de labranza menos productivas, especialmente en África, América Latina y el este de Europa, donde existen “disparidades de rendimiento” entre los niveles de producción actual y los que se pueden lograr con prácticas agrícolas sustentables. Utilizando sistemas agrícolas de precisión y alta tecnología, así como enfoques prestados de la agricultura orgánica, podríamos aumentar varias veces el rendimiento de estos lugares.

Paso tres: Uso más eficiente de recursos

La agricultura comercial ha empezado a hacer enormes progresos, encontrando procesos innovadores dirigidos a mejorar la aplicación de fertilizantes y pesticidas mediante el uso de tractores computarizados, equipados con sensores avanzados y GPS. Muchos agricultores aplican mezclas personalizadas de fertilizantes adaptadas a las condiciones exactas de sus suelos, lo que ayuda a minimizar la escorrentía de sustancias industriales en las vías fluviales cercanas. Se puede reducir en gran medida el uso de agua y químicos, incorporando cultivos de cobertura, mantillos y composta para mejorar la calidad del suelo, conservar agua y aumentar los nutrientes. Muchos agricultores se han vuelto más inteligentes respecto al agua y han reemplazado sistemas de irrigación ineficientes con métodos más precisos, como el riego por goteo.

Paso cuatro: Cambiar dietas

En la actualidad, solo 55 % de las calorías cultivadas alimentan directamente a la gente; el resto se las come el ganado (aproximadamente 36 %) o se convierten en biocombustibles y productos industriales (alrededor de 9 %). Aunque muchos de nosotros consumimos carne, productos lácteos y huevos de animales criados en corrales de engorda, solo una fracción de las calorías de los alimentos dados al ganado va a dar a la carne y la leche que consumimos. De cada 100 calorías del grano con el que alimentamos a los animales, solo obtenemos unas 40 nuevas calorías de la leche, 22 calorías de los huevos, 12 del pollo, 10 del cerdo o tres de la carne de res. Encontrar maneras más eficientes de producir carne y cambiar a dietas con menor cantidad de esta, incluso solo cambiar de res alimentada con granos a carnes como pollo, cerdo o res alimentada con forraje, podría dejar cantidades sustanciales de alimento disponibles en todo el mundo.

Paso cinco: Reducir el desperdicio

Un estimado de 25 % de las calorías del mundo y hasta 50 % del peso total de los alimentos se pierde o desperdicia antes de que pueda ser consumido. En los países ricos, la mayoría de ese desperdicio ocurre en los hogares, restaurantes o supermercados. En los países pobres, los alimentos a menudo se pierden entre el agricultor y el mercado a causa de almacenamiento y transporte poco confiables. Los consumidores del mundo desarrollado podrían reducir el desperdicio tomando medidas sencillas, como servir porciones más pequeñas, comer sobras y animar a cafeterías, restaurantes y supermercados a desarrollar medidas de reducción de desperdicios. De todas las opciones para incrementar la disponibilidad de alimentos, solucionar el tema del desperdicio sería una de las más efectivas. Si se suman estos cinco pasos, se podría más que duplicar el suministro de alimentos y eliminar drásticamente el impacto ambiental de la agricultura en todo el mundo.