Irapuato, Gto.- La sequía afecta el comportamiento de las plantas a nivel fisiológico (funciones), morfológico (forma), bioquímico (composición) y molecular (estructura), ocasionando una disminución en su crecimiento, capacidad de realizar la fotosíntesis y rendimiento. Además, puede acelerar la floración y la producción de semillas y —por los cambios que genera en las plantas— aumentar la incidencia de plagas y enfermedades.
¿Cómo ayudar a afrontar los efectos del cambio climático en diversos entornos productivos? ¿Y cómo lograr mejores rendimientos en diversos granos? En el caso concreto de la cebada, su demanda de agua y las condiciones del cultivo tienen desafíos complejos.
En comparación con otros cereales, las plantas de cebada presentan una alta tolerancia a la sequía. No obstante, debido a las variaciones climáticas que cada vez limitan más la disponibilidad de agua, es necesario identificar las variedades más tolerantes. La investigación y el desarrollo científico resultan esenciales en ese contexto.
La Universidad de Guanajuato, HEINEKEN México y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) —a través del proyecto Cultivando un México Mejor, que impulsan la empresa cervecera y el organismo internacional— evaluaron el comportamiento (en producción de biomasa y rendimiento del grano) de ocho variedades de cebada maltera (comerciales y otras potenciales) en situaciones de estrés hídrico (escenario en que la demanda de agua del cultivo es mayor que la cantidad disponible).
El estudio se realizó durante 2019 en cuatro parcelas de 2,000 m2 con sistema de riego por goteo. Las variedades de cebada —establecidas en camas anchas con seis hileras— fueron sometidas a cuatro niveles de estrés hídrico (diferentes cantidades de agua). Para medir el nivel de agua en el suelo de cada parcela, se instalaron 40 sensores de humedad de suelo.
Con esto se descubrió, entre otras cosas, que el suministro de agua 20% por debajo de lo que consume la cebada (de siembra a cosecha usa 381.7 milímetros en las condiciones climáticas del sitio del experimento) provoca una reducción en rendimiento de grano de hasta 50%, y que —en cambio— el 10% por encima genera mayor rendimiento.
De acuerdo con los investigadores, los resultados son prometedores para seguir trabajando en esta línea, ya que se observaron diferencias significativas entre variedades (algunas de ellas con la capacidad de adaptarse a condiciones de disponibilidad reducida de agua).
Para la actividad agroindustrial, la cebada es un cultivo de gran importancia, con fuerte valor agregado y gran desarrollo de mercado. Si se considera la situación de la escasez mundial de agua y el papel de la agricultura en esta, entonces buscar las variedades de cebada que permitan hacer un uso más sostenible del agua es fundamental.
El proyecto Cultivando un México Mejor busca conocer de manera más amplia cuánta agua necesita la cebada para tener un buen rendimiento o cómo este producto se ve condicionado por las variaciones climáticas. Asimismo, promueve una producción sostenible y un uso eficiente del agua. Conocer más sobre las posibilidades del cultivo ayuda a tener una mejor producción, un abasto responsable y una agricultura con sostenibilidad integral.