Guatemala es un país cuya principal actividad económica es la agricultura de autoconsumo; la mayoría son agricultores de pequeña escala en áreas rurales que producen y conservan tradicionalmente maíz y frijol para su alimentación y excedentes para la venta.
El cultivo de maíz es popular porque es adaptable en las diferentes condiciones agroecológicas del país: desde los climas templados y semifríos hasta los tropicales y subtropicales, lo que hace que también sea considerado como el segundo cultivo con la máxima contribución al Producto Interno Bruto (PIB) nacional agrícola de acuerdo con el Banco de Guatemala (BANGUAT). Sin embargo, los rendimientos son bajos, en promedio, de 0,9 toneladas por hectárea (t/ha) para frijol y 2,1 t/ha para maíz (promedio de maíces blancos y amarillos).
Dado este contexto, se identifica un área de oportunidad para implementar prácticas agrícolas que mejoren y mantengan estable el rendimiento, así como prácticas de poscosecha que ayuden a conservar los granos producidos y su calidad para fortalecer la seguridad alimentaria y promover el desarrollo económico de las comunidades.
En el marco de la iniciativa AgriLAC Resiliente, especialistas del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) (ambos centros internacionales del CGIAR), el Instituto de Ciencia y Tecnología Agrícolas (ICTA) y el Centro Universitario de Zacapa (CUNZAC), de Guatemala, colaboraron para impartir un taller sobre manejo poscosecha, buenas prácticas de manufactura y nutrición y alternativas de procesamiento de granos básicos dirigido a productores y técnicos guatemaltecos que forman parte de organizaciones locales del departamento de Zacapa y Chiquimula: ASORECH, ADIPAZ, ASEDECHI y PMA.
Así, el pasado 23 y 24 de noviembre, en las instalaciones del CUNZAC en Guatemala, se desarrollaron sesiones para identificar tanto las principales causas de las pérdidas poscosecha como las diferentes prácticas y tecnologías que contribuyen a reducir las pérdidas durante el proceso de poscosecha de maíz y frijol. Con especial atención en el almacenamiento, los participantes hicieron prácticas relacionadas con el manejo de tecnologías herméticas.
De acuerdo con Manuel Guzmán, del CUNZAC, esta iniciativa es importante para difundir también los conocimientos relacionados con las buenas prácticas de manufactura, mismas que permiten “mejorar la calidad e inocuidad de los productos y procesos productivos y facilitan su acceso a las cadenas de valor, mejorando la competitividad de los productores en los mercados locales y nacionales”.
Finalmente, los especialistas del CIAT y el ICTA abordaron el tema de la nutrición y el procesamiento de los alimentos, la sensibilización sobre los cultivos más nutritivos, estrategias de agregación de valor de productos agrícolas, el procesamiento de harinas a partir de granos de maíz y fríjol más nutritivos y prácticas sobre el uso de granos o harinas de fríjol y maíz en alimentos de alto valor nutricional.