Aproximadamente el 70 % de todas las aguas extraídas de los ríos, lagos y acuíferos se utilizan para el riego y, aunque la agricultura de regadío representa solo el 20 % del total de la superficie cultivada, permite producir el 40 % de alimentos en todo el mundo (Banco Mundial, 2023). Esto significa que, en promedio, la agricultura de regadío es al menos el doble de productiva por unidad de tierra que la agricultura de temporal.
Si bien el riego permite una mayor intensificación de la producción, enfrenta numerosos retos. En México, por ejemplo, se estima que entre el 40 y el 50 % del agua destinada al riego se desperdicia debido a que los canales de riego son de tierra (agua.org.mx) y, al recorrer grandes distancias, el agua se evapora o se filtra. Además, existen diversas problemática en torno a los sistemas de administración y gestión del agua, prevalecen calendarios de riego inadecuados, muchos agricultores carecen de elementos para hacer un riego más eficiente, entre otras limitaciones.
El uso de tecnologías para optimizar el riego es una opción para saber cuándo y cuánto regar. Los sensores de humedad, por ejemplo, son instrumentos que permiten calcular la cantidad de agua en el suelo y determinar el volumen del líquido almacenado después de un riego o una lluvia, así como calcular el agua que consume el cultivo y determinar la eficiencia del riego, ya que tanto “regar de más” como “regar de menos”, tiene consecuencias tanto para los cultivos, la calidad del suelo y la rentabilidad de la producción.
“En ciclos pasados se hicieron algunos ensayos con una empresa para instalar sensores de humedad y así saber específicamente si se requiere aplicar agua o no. El agricultor con quien hicimos el ensayo nos dijo «oye, esta cosa se paga sola porque comparando los riegos normales contra lo que me decía el aparato, pues ahorré bastante». Además, el monitoreo se realiza desde el celular mediante una aplicación, así que para el agricultor estuvo excelente”, comenta Julio César González, quien forma parte del equipo técnico del proyecto Aguas Firmes en Zacatecas.
Aguas Firmes es un proyecto impulsado por Grupo Modelo junto con la Cooperación Técnica Alemana GIZ, por encargo del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo (BMZ) de Alemania, implementado por CIMMYT y diversas organizaciones. Su objetivo fundamental es mejorar la sustentabilidad hídrica de los acuíferos de Calera en Zacatecas y Apan en Hidalgo y por ello promueve la agricultura sustentable como uno de sus pilares.
En el marco de Aguas Firmes, el CIMMYT y el proveedor de sensores de humedad establecieron un acuerdo de colaboración para disponer de “20 equipos para darle el servicio a más agricultores, pero ya basados en datos duros. Es decir, en una parcela se instala el sensor y este nos va diciendo si hay una parte a la que le falta humedad. El uso de esta tecnología va a ayudar por mucho en la toma de decisiones de cuánto regar y en qué momento”, menciona Julio César.
Optimizar el riego es fundamental para cuidar los limitados recursos hídricos que existen en Calera, cuyo acuífero, de donde procede el agua de riego de la zona, se encuentra sobreexplotado. En este sentido, cuando un agricultor “ve que ya no trasmina el agua más allá del surco”, significa que se ha comenzado a cambiar la perspectiva sobre el impacto de la agricultura en el medioambiente y ese, es también el propósito de Aguas Firmes: transformar los sistemas agroalimentarios de manera integral.
¿Quieres saber más de Aguas Firmes? Visita el sitio web para más información: https://www.aguasfirmesgrupomodelo.com/es