“Aquí en El Encierro —comunidad de San Pedro Pochutla, en la costa de Oaxaca— todos nos dedicamos a la agricultura, a la siembra del maíz la mayor parte. No todos siembran como yo, algunos siguen sembrando como siempre y sacan una tonelada y media, dos toneladas de maíz, pero yo no me quise conformar con eso y con Omar trabajamos diferente, con técnica y bien sembradito y así sacamos cinco y media, seis o hasta siete toneladas y ahora metimos girasol. Con el girasol nos ha ido bien”, comenta el señor Anastasio Martínez Guijón, quien de la mano del Hub Pacífico Sur del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) lleva cuatro años cultivando con prácticas sustentables y recientemente ha diversificado cultivos.
En la parcela del señor Anastasio ya no se quema —práctica común en la región—, se han metido diversos cultivos como rotaciones y actualmente produce maíz, frijol y girasol. Esta flor, particularmente, se ha convertido en una fuente de ingresos extra porque la comercializa —el precio de una flor en el mercado local oscila entre los 20 y 25 pesos—, tarea en la que su esposa lo ayuda.
“En esta comunidad él es el productor que está más avanzado, el que lleva más años practicando la agricultura de conservación. Cuando nosotros llegamos a esta comunidad fue el único que accedió a cambiar el sistema de siembra. Hicimos una reunión como con 30-35 personas y solo él aceptó, los demás dijeron prácticamente que eso no servía, así que iniciamos solo con él, con un solo productor en esta comunidad y ahora que sus vecinos ven los resultados, las cosas han cambiado”, señala Omar Sánchez Ríos —técnico certificado en Agricultura Sustentable por el CIMMYT— quien brinda acompañamiento técnico al señor Anastasio.
Ahora que ven su parcela, “muchos se admiran y ya están empezando a sembrar como yo lo hago, me vienen a preguntar. No solo de aquí de El Encierro, sino de la comunidad vecina ya también están interesados. Cuando vienen aquí ven cómo siembro y eso ha servido para difundir esto, incluso queremos hacer un video de cómo estamos trabajando”, comenta el señor Anastasio, entusiasmado porque su parcela se ha convertido en un punto de referencia para los agricultores locales, incluso la han ido a visitar estudiantes de la carrera de Sistemas de Producción Agroecológicos de la Universidad del Pueblo, de Pochutla.
Los resultados que tanto hacen admirar la parcela del señor Anastasio son producto de la constancia y el esfuerzo: “otras personas nos han tomado como ejemplo aquí, porque lo que dicen ellos «cómo sacas tanto maíz», no lo creen que de una hectárea van a salir cinco o seis toneladas de maíz, esas cantidades no se ven por acá y yo les digo que sí sale, nada más que hay que echarle ganas, hay que darle lo que necesita la tierra y que no queme uno, porque si se quema, se va a llevar mucho fertilizante y va a quedar como las tierras del valle (Valles Centrales), erosionadas, y ya ni con fertilizante se va a dar”, dice el productor quien mete dos ciclos de maíz en el mismo temporal y lo intercala con el girasol.
“Yo llevo casi 30 años que no quemo. Una vez que lo hice hubo una parte que no se quemó y de ahí fue donde recogí cosecha nada más. Donde se quemó no dio nada porque no guardó humedad la tierra, por eso tomé la iniciativa y ya llevó años que no quemo porque además se deslava el terreno, se erosiona y se va la tierra al mar”, cuenta el señor Anastasio, quien a esta práctica que inició hace años de forma circunstancial ha ido sumando nuevos aprendizajes, producto de su colaboración con el CIMMYT y su reciente participación en el proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, de Walmart Foundation y el CIMMYT.
Gracias a la continuidad del proyecto se han fortalecido las capacidades de productores como Anastasio —particularmente en aspectos como la diversificación de cultivos—, propiciando que estos productores innovadores asuman y fortalezcan roles de liderazgo comunitario y contribuyan así a la diseminación de los aprendizajes en el resto de la comunidad: “conforme han visto los resultados, el incremento en rendimientos y que se fueron metiendo otros cultivos, entonces los otros productores han ido cambiando su visión y le han ido a preguntar al señor Anastasio y a su hijo cómo le hacen. Sí se ha despertado el interés. Este año ya tengo varios productores que quieren que se les de asesoría y les estamos dando seguimiento también”, menciona el técnico Omar Sánchez.
“Mi hijo dice «vamos a echarle ganas, porque de aquí mismo sale para no irse a otro lado, aquí mismo se la puede uno pasar bien», por eso hay que echarle muchas ganas a trabajar”, comenta el señor Anastasio, refiriéndose al joven Álvaro Martínez quien también ya lleva tiempo trabajando con el ingeniero Omar, quien comenta sobre Álvaro: “ya tiene un conocimiento amplio y él se ha encargado de difundir con los demás vecinos, decirles cómo fertilizar, cómo sembrar. El año pasado hubo alrededor de seis productores a los que él estuvo dando recomendaciones y les fue bien en sus parcelas. Debido a eso más personas se han ido sumando”.
“Álvaro se ha encargado de difundir algunas recomendaciones que funcionan, como sembrar solo dos semillas por golpe a cierta distancia para mejorar el arreglo topológico, los fertilizantes adecuados, etc. Eso ha ayudado a que ahorita haya varios interesados en trabajar con nosotros y este es el primer año que ya tenemos varios productores en esta comunidad. Yo no puedo estar continuamente aquí, pero su hijo nos ayuda a dar las recomendaciones o a canalizar las dudas”, comenta Omar Sánchez, haciendo claro el impacto comunitario de la agricultura sustentable que fomenta el proyecto de Walmart Foundation y el CIMMYT.
Anastacio y su hijo Álvaro ahora son un ejemplo de cómo las familias productoras pueden transitar del autoconsumo a la generación de excedentes para la comercialización, volviéndose al mismo tiempo una referencia en sus comunidades. “Nosotros les decimos que se acerquen con Omar y aprendan y sigan todas sus recomendaciones porque si seguimos sembrando de la misma forma de siempre y dejamos que la milpa dé así nada más, pues no vamos a sacar nada”, concluyen los productores.