“La idea de que los técnicos que participan en este taller construyan un climograma a partir de los datos climáticos existentes es que, con esa información, ellos vean cómo ha sido el comportamiento del clima histórico y así, junto con los agricultores, se tomen decisiones para que ante los escenarios de cambio climático adopten una estrategia que les permita ser resilientes”, comenta Cristian Alejandro Reyna Ramírez, uno de los especialistas que participó en la más reciente jornada de capacitación dirigida a técnicos y colaboradores del proyecto ´Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche´.
El proyecto, impulsado por Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) tiene el objetivo de promover entre los agricultores de pequeña escala del sur y sureste de México una agricultura más sustentable, rentable y que también les permita adaptarse a las nuevas circunstancias climáticas para asegurar la alimentación propia, de sus familias y comunidades. Por esta razón, brinda capacitaciones constantes dirigidas tanto a técnicos como a productores. Recientemente, se desarrolló una jornada de capacitación que incluyó el análisis de datos climáticos, entre ellos los resultantes de los climogramas.
Un climograma es un gráfico que muestra el comportamiento del clima en una localidad a través del tiempo. Este tipo de gráficos son útiles a la hora de tomar decisiones en agricultura: “Entender las variaciones que ha tenido el clima, como técnico, como agricultor, te hace cuestionar eso que ya estaba dado y pensar en nuevas estrategias. Hay agricultores que lo notan y dicen «es que ya me di cuenta que en los últimos tres años si siembro en tal fecha no me va a dar». Si eso lo podemos complementar con un análisis numérico abre la posibilidad de incorporar más herramientas porque no solo son las fechas de lluvia lo que ha cambiado, sino también la cantidad de agua que cae”, señala Cristian.
Las estrategias para adaptarse a las nuevas condiciones climáticas son amplias: “Tal vez dos fechas de siembra, tal vez no pensar en cultivos de ciclos tan largos, sino más cortos, porque las variaciones climáticas siempre van a existir. Algo que es importante dentro del análisis del clima es que permite tener herramientas para replantear aspectos que ya estaban dados, como que el 3 de mayo iban a empezar las lluvias y por eso se levanta la Cruz, pero que ahora con el cambio climático no pasa necesariamente así en muchas regiones”, continúa Cristian.
“Los agricultores no saben si llueve más o menos, pero los análisis del clima permiten saberlo; o si la temperatura aumento. El agricultor percibe que la temperatura aumentó, pero no sabe qué tanto. Entonces ahí es donde el trabajo tanto de los científicos, como de los técnicos en campo y los agricultores puede construir una realidad diferente, porque el agricultor ya está viviéndolo, el científico tiene la intención de entender qué es lo que está pasando, y el técnico es ese vínculo entre ambos que puede hacer posible un frente común ante el cambio climático”.
Con el conocimiento construido de esa manera se pueden generar estrategias de resiliencia climática que ayudarían a mejorar la producción en los sistemas agrícolas. Además, este tipo de información apoya lo que ya muchos agricultores perciben en la práctica: “en algunos casos a los agricultores les sorprende que lo que ellos han percibido efectivamente sí esté pasando, como en el caso de los desplazamientos de las fechas de lluvia. Entender esto permite dialogar con los productores y juntos tomar decisiones sobre qué cultivos establecer”, enfatiza Cristian, en referencia a los diversos cultivos alternativos que también se promueven en el marco del proyecto.