Hace 50 años, Norman Borlaug recibió el Premio Nobel de la Paz de 1970 por haber evitado la hambruna aumentando el potencial de rendimiento del trigo y entregando variedades mejoradas a los agricultores de Asia del Sur. Fue el primer premio Nobel en producción de alimentos y es ampliamente reconocido como “el hombre que salvó mil millones de vidas”.
Décadas después, Borlaug continuó su trabajo desde el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) con sede en México, una organización de investigación para el desarrollo sin fines de lucro financiada por la Fundación Rockefeller y los gobiernos de México y Estados Unidos.
El CIMMYT se convirtió en un modelo para una futura red de organizaciones financiadas con fondos públicos con 14 centros de investigación: el CGIAR. En la actualidad, el CGIAR es dirigido por Marco Ferrroni, quien lo describe como una asociación de investigación global que “continúa tratando de alimentar al mundo de manera sostenible con un énfasis explícito en la nutrición, el medio ambiente, la conservación y la regeneración de recursos, la equidad y la inclusión”.
La lucha de Norman Borlaug contra el hambre ha vuelto a ser el centro de atención mundial a raíz de las crisis de salud y seguridad alimentaria más graves del siglo XXI. “Los premios Nobel de la Paz para Norman Borlaug y el Programa Mundial de Alimentos están muy relacionados”, dijo Kjersti Flogstad, Directora Ejecutiva del Centro del Premio Nobel de la Paz con sede en Oslo. “Son parte de una larga tradición de otorgar [el premio] a la labor humanitaria, que coincide además con el propósito de [Alfred] Nobel expresado en su última voluntad: para promover la fraternidad entre las naciones”.
Durante las palabras de bienvenida en la conmemoración virtual de los 50 años del Premio Nobel de la Paz de Norman Borlaug, Víctor Villalobos Arámbula, Secretario de Agricultura y Desarrollo Rural de México, advirtió que, “por primera vez, en muchos años desde que el Dr. Borlaug derrotó el hambre en el sudeste asiático, millones de personas corren el riesgo de morir de hambre en varias regiones de África, Asia y América Latina”.
Según el Director General del CIMMYT, Martin Kropff, celebrar el legado de Norman Borlaug también debería conducir a renovadas inversiones en el Sistema CGIAR. “La recompensa de invertir en la investigación del CGIAR publicada en octubre de 2020 muestra que el retorno sobre la inversión (RSI) del CIMMYT supera una relación costo-beneficio de 10 a 1, con tasas de RSI promedio para la investigación del trigo estimadas en 19 y para la investigación del maíz en 12”.
La Secretaría de Relaciones Exteriores de México hizo eco al llamado sobre invertir en Agricultura Para la Paz. “El Gobierno de México, junto con el Centro del Premio Nobel de la Paz y el CIMMYT, emite un llamado conjunto a la acción para superar los principales desafíos al desarrollo humano en un sistema internacional bajo la presión del conflicto, el crimen organizado, la migración forzada y el cambio climático”, dijo Martha Delgado, Subsecretaría para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos.
El evento inspira la acción contra la crisis alimentaria que se avecina mediante la transformación de los sistemas alimentarios, esta vez con énfasis en la nutrición, el medio ambiente y la igualdad. Entre los oradores se encontraban expertos del Sistema CGIAR, el CIMMYT, Conservation International, el Consejo Nacional Agropecuario de México, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional y el Programa Mundial de Alimentos, entre otros. Los participantes discutieron las cinco vías de acción de la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios de las Naciones Unidas de 2021: (1) garantizar el acceso a alimentos sanos y nutritivos para todos; (2) adoptar modalidades de consumo sostenibles; (3) impulsar la producción favorable a la naturaleza; (4) promover medios de vida equitativos; y (5) crear resiliencia ante las vulnerabilidades, las conmociones y las tensiones.
“Este evento subraya la necesidad de solidaridad internacional y cooperación multilateral en la situación que enfrenta el mundo actual”, dijo la embajadora de Noruega en México, Rut Krüger, quien aplaudió la contribución del CIMMYT de 170,000 semillas de maíz y trigo al Banco Mundial de Semillas de Svalbard, Noruega. “Este número refleja la posición de liderazgo mundial del CIMMYT en el desarrollo de variedades de maíz y trigo”.
Las famosas últimas palabras de Norman Borlaug, “llévalo al productor” abogaban por transferencias rápidas de innovación agrícola al campo. Julie Borlaug, presidenta de la Fundación Borlaug, dijo que el evento Agricultura Para la Paz debería inspirarnos también a “’Llevarlo al público’. La agricultura no puede salvar al mundo sola. También necesitamos políticas gubernamentales sólidas, programas económicos e infraestructura”.
El Director General Adjunto de Investigación y Alianzas Estratégicas del CIMMYT y Director del Programa de Desarrollo Estratégico, Bram Govaerts, exhortó a los líderes, donantes y asociados en asistencia e investigación a formar una coalición global para transformar los sistemas alimentarios. “Debemos hacer mucho más para evitar una pandemia de hambre, y aún más para volver a encaminar al mundo hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030”.
El país anfitrión del CIMMYT ya ha tomado medidas en esta dirección con el proyecto Cultivos para México, que tiene como objetivo mejorar la productividad de varios cultivos esenciales para la seguridad alimentaria de México, incluidos el maíz y el trigo. “Este modelo es una alianza única entre los sectores privado, público y social que se enfoca en seis cultivos”, dijo Alfonso Romo, principal enlace del sector privado de México. “Estamos muy orgullosos de su propósito, que es beneficiar a más de un millón de hogares de pequeños agricultores”.
El llamado destaca la necesidad de un desarrollo rural sostenible e inclusivo. “Es difícil imaginar la angustia, la frustración y el miedo que sienten las mujeres cuando no tienen semillas que plantar, granos que almacenar ni ingresos para comprar alimentos básicos para alimentar a sus hijos”, dijo Nicole Birrell, Presidenta del Consejo Directivo del CIMMYT. “Debemos hacer todo lo posible para restaurar la capacidad de producción de alimentos y transformar la agricultura en sistemas alimentarios productivos, rentables, sostenibles y, sobre todo, equitativos en todo el mundo”.