Obtener una buena cosecha de maíz, o lo suficiente para alimentar a la familia, siempre ha sido un desafío para los pequeños productores de maíz en los países en desarrollo. Demasiada o muy poca lluvia, olas de calor, plagas o enfermedades, rara vez producen más de una o dos toneladas de maíz por hectárea, y a veces se pierde todo. El cambio climático, las plagas invasoras, como el gusano cogollero o la necrosis letal del maíz, ponen en peligro aún más los medios de vida de los agricultores de maíz y podrían desencadenar una grave crisis alimentaria.
Es por eso que el sustento de los agricultores de maíz depende de las semillas buenas: semillas que sean resistentes al clima, a plagas y enfermedades, de alto rendimiento en condiciones locales, y a menudo con insumos mínimos.
“Aquí es donde la investigación en el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) juega un papel fundamental en este desafío de la seguridad alimentaria. Se deben desarrollar las variedades que los agricultores desean, que las empresas asociadas de semillas están dispuestas a producir de una manera rentable y eficiente”, explica Aparna Das, quien se unió al Programa Global de Maíz del CIMMYT en agosto de 2018 como gerente técnica del programa.
”Mi trabajo consiste en guiar al equipo de Mejoramiento y Sistemas de Semillas para que nuestra investigación esté más orientada al cliente y al producto, que haya una mejor coordinación y monitoreo, que se alinee con los recursos y habilidades disponibles dentro del CIMMYT y con nuestro numerosos socios públicos y privados”, explica.
El impacto agrícola en la relación calidad-precio
Recientemente, Das coordinó una serie de talleres colaborativos de creación de perfiles de productos con socios del CIMMYT. Integrando las prioridades de los sistemas nacionales de investigación agrícola y las empresas asociadas de semillas, este ejercicio revisó y redefinió los rasgos de maíz y los atributos que la investigación debería centrar en los próximos años. Después de esta consulta, los socios no solo toman el germoplasma del CIMMYT basados en los datos de prueba, sino que pueden verificar si se ajusta a su propio perfil, para asegurarse de que los rasgos que desean estén presentes. Esto hace que el mejoramiento sea mucho más específico y eficiente.
“El perfil de este producto ya ha influido en nuestra investigación. Por ejemplo, todos los socios mencionaron hojas más resistentes como un rasgo “imprescindible” porque sufren menos ataques de insectos y deterioro del grano. “Aunque se consideró como un rasgo básico, los mejoradores no lo consideraron sistemáticamente durante la selección de la línea de maíz y el avance del producto. Ahora es algo que se considera”, señala.
“Nuestro impacto no debe limitarse al número de variedades lanzadas o de artículos publicados, sino también al número de variedades adoptadas y escaladas por los socios y los agricultores”, subraya Das.
Los especialistas en mejoramiento y sistemas de semillas han trabajado juntos para estimar y registrar los costos de la entrega de productos. Cada equipo responsable de un perfil de producto ahora puede, a través de la simulación, probar diferentes soluciones y ver qué costos pueden reducirse o aumentarse para desarrollar el híbrido.
Das disfruta este tipo de colaboración. “Manejar el cambio de comportamiento es una parte clave de mi rol, poder trabajar con diferentes equipos y culturas es algo que hace que mi trabajo sea interesante”, agrega Das.
Una mujer creativa en un mundo de hombres
El fitomejoramiento es un mundo dominado por los hombres, pero Das esta acostumbrada a encajar en las minorías. Originaria de Bengala Occidental, creció en Ludhiana, India. Aprendió genética y fitomejoramiento en la Universidad Agrícola de Punjab (PAU), Ludhiana. Descubrir el nuevo campo del mejoramiento molecular en sus inicios, hace veinticinco años, fue un desafío emocionante.
En PAU, Das realizó investigaciones de mejoramiento de cultivos, primero en trigo y papa y, posteriormente, en genética de arroz. Durante ese tiempo, fue galardonada por el Departamento de Ciencia y Tecnología (DST) en el marco del “Programa de Jóvenes Científicos” por su trabajo en genética del arroz basmati, con el objetivo de crear variedades basmati más cortas y productivas, sin perder el aroma.
Posteriormente, se unió al Instituto Internacional de Investigación del Arroz (IRRI, por sus siglas en inglés) para trabajar en el arroz dorado para desarrollar variedades ricas en provitamina A a través de la ingeniería genética.
’Ser mujer en el area del fitomejoramiento, especialmente como mejoradora, no es tan común. No se espera que las mujeres realicen trabajos de fitomejoramiento en el campo, lejos del laboratorio y las oficinas. Pero yo no retrocedí. Hice mi trabajo de campo en los arrozales por mi cuenta y bajo temperaturas que iban hasta los 40 grados. Creo que las mujeres aportan un nivel de precisión que es muy importante en el mejoramiento”.
Uniendo la experiencia de los sectores públicos y privados
Después de diez años de investigación pública, se mudó al sector privado de semillas para aprender cómo las compañías de semillas integran las necesidades de los agricultores a su flujo de investigación y después canalizan esta investigación para hacerla llegar a millones de agricultores. “Una lección importante que aprendí de las corporaciones es la relación calidad-precio en cada etapa de su investigación y que la investigación de mercado es fundamental para comprender realmente las necesidades de los agricultores y un mejoramiento orientado”, señala Das.
Después de una década en el sector privado, Das estaba ansiosa por seguir adelante y usar su experiencia en el sector público. Fue entonces cuando se unió al CIMMYT. “La oportunidad de ser gerente del programa técnico llego en el mejor momento. Conocía las fortalezas del CGIAR, tener científicos altamente capacitados y el gran alcance potencial de la investigación. Sabía dónde podría mejorarse la investigación de cultivos, al convertir la investigación básica en una investigación “basada en la demanda”.
“Hace una década, desde que trabajaba en IRRI, me di cuenta de que las cosas han avanzado en el CGIAR. Los sistemas de semillas, la elaboración de perfiles de productos y la investigación de la cadena de valor ahora están completamente integrados en el Programa Global de Maíz. Es un momento clave para estar aquí en el CIMMYT. Con la reforma del CGIAR, la emergencia climática y las plagas y enfermedades emergentes, tenemos que ser aún más creativos para continuar generando un mayor impacto”, concluye Das.