Andrea Gardeazábal tiene muchos roles, es supervisora, gerente de evaluación, aprendizaje y TIC para la agricultura, pero el núcleo de lo que hace es la gestión del conocimiento. Combina el monitoreo, la evaluación, la rendición de cuentas y el aprendizaje (MEAL, en inglés) con las tecnologías de la comunicación de la información (TIC) para transformar los datos en algo significativo.
Científica política de formación, Gardeazábal conoce el poder de los datos y las estadísticas. Cuando comenzó a trabajar en proyectos de TIC para el desarrollo en el campo, observó una falta de comprensión de las TIC y de cómo el sector del desarrollo podía aprovechar estas herramientas.
“Sabía que esto progresaba muy rápido; que este era el futuro. Todo el mundo hablaba de las TIC y del futuro con el internet de las cosas, y las redes sociales apenas estaban comenzando”, comentó Gardeazábal. Entonces se preguntó, ¿cómo podría el sector del desarrollo aprovechar estas nuevas tecnologías?
Gardeazábal estaba trabajando en proyectos para llevar computadoras a las zonas rurales de Colombia, que no tenían conexión a internet ni electricidad. El problema no se puede resolver simplemente con una máquina. Quería entender cómo utilizar las TIC para el desarrollo de una manera significativa. Esto provocó un interés en el monitoreo, la evaluación, la rendición de cuentas y el aprendizaje, para comprender cómo las TIC benefician o no al sector del desarrollo, y para reintegrar esa información en el diseño y el impacto del proyecto.
Después de trabajar en TIC para la participación ciudadana, la educación y las microfinanzas, se unió al CIMMYT con la misión de comprender las TIC para la agricultura. Ahora fusiona herramientas TIC con el monitoreo, la evaluación, la rendición de cuentas y el aprendizaje, liderando el diseño, desarrollo y operación de sistemas de recolección de datos, limpieza de datos, análisis de datos y visualización de datos con los proyectos del programa de Desarrollo Estratégico en Colombia, Guatemala y México.
Asegurando los resultados esperados
El seguimiento, el aprendizaje, la rendición de cuentas y la evaluación son fundamentales para garantizar que el CIMMYT cumpla con sus objetivos. Monitorear significa asegurarse de que las operaciones en el campo se desarrollen según lo planeado. En lugar de esperar hasta el final del proyecto cuando el donante solicita un informe, el equipo de Gardeazábal monitorea las operaciones en el campo de manera trimestral o anual. El equipo, tanto en el campo como en la sede, utiliza estos datos para verificar que el proyecto está logrando lo que se pretendía y realizar intervenciones o ajustes si es necesario.
La evaluación analiza los resultados y la evidencia del proyecto. El equipo recopila evidencia para cada punto de datos que tienen y posteriormente evalúa esa evidencia para determinar el impacto y los resultados en el campo. Estos datos no solo están relacionados con el aumento de rendimiento, sino que incluyen producción sostenible, desarrollo de capacidades y procesos adecuados de adaptación y adopción de tecnología.
La rendición de cuentas es transparencia con los financiadores, de modo que todos los involucrados en un proyecto sean responsables de los procesos, las decisiones y el impacto. El CIMMYT puede mostrar avances a través de una relación transparente con los donantes.
El aprendizaje ocurre después de que el equipo recopila información, produce evaluaciones de resultados y comprende lo que se hizo bien y hacia dónde se tuvo que redirigir el proceso. Esta información puede informar el diseño de nuevos proyectos o fases del proyecto. “Usamos los datos y el análisis de cada proyecto para rediseñar o modificar nuestros planes para el próximo proyecto o incluso qué tipo de proyectos queremos realizar”, dijo Gardeazábal.
¿Qué pueden ofrecer las TIC?
En el pasado, un equipo de monitoreo, evaluación, rendición de cuentas y aprendizaje recopilaba datos de una muestra representativa al inicio del proyecto, luego regresaba a la oficina y analizaba esos datos. Al final del proyecto, el equipo completaría el mismo ejercicio, para ver la diferencia con lo que reunieron al principio.
Con las herramientas de las TIC, los investigadores pueden recopilar y analizar datos sólidos con mayor rapidez y comunicarse de manera eficiente con los beneficiarios de un proyecto a lo largo de su curso. Los algoritmos de inteligencia artificial y aprendizaje automático pueden ayudar a comprender grandes conjuntos de datos para que esta información pueda fortalecer y agilizar el proceso de monitoreo, evaluación, rendición de cuentas y aprendizaje, y el impacto del proyecto.
“No necesitamos esperar hasta el final del proyecto para ver los resultados en el campo o para tener una idea de lo que los agricultores están diciendo y logrando. Tenemos muchas herramientas, desde el lado de las TIC, que ayudan a que el monitoreo y la evaluación sean más eficientes”, explicó Gardeazábal.
Un premio internacional reconoció algunas de estas herramientas TIC a principios de este año. Gardeazábal formó parte del equipo ganador con miembros de la Alianza de Bioversity International y el CIAT y el Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicados (IIASA, en inglés) que trabajan en sistemas y herramientas de datos innovadores que ayudan a más de 150,000 agricultores en México.
El equipo rastreó más de 500 variables en diferentes parcelas agrícolas y las analizó con datos geográficos, meteorológicos y de mercado para ayudar a identificar las mejores prácticas de gestión para cada parcela. Esta información, incluido el potencial de rendimiento histórico, los puntos de referencia locales, las oportunidades, las prácticas agrícolas recomendadas y la previsión de precios de los productos básicos, está disponible para los agricultores a través de una aplicación llamada AgroTutor (Android, iOS).
La importancia de un entorno propicio
Gardeazábal advierte contra la idea de que la tecnología por sí sola acabará con la pobreza o aumentará la seguridad alimentaria.
“Las TIC son un vehículo para la innovación en la agricultura. Tener una aplicación en el campo no es suficiente para generar el cambio que estamos buscando. Se necesita un entorno propicio, una red, la participación de los agricultores y la participación de los científicos para aprovechar las herramientas de las TIC”.
Desde drones e imágenes satelitales hasta inteligencia artificial, las herramientas de TIC pueden ayudar al CIMMYT a llevar a cabo su misión al optimizar los procesos de recopilación y análisis de datos.
Sin embargo, este trabajo no se realiza de forma aislada del entorno que lo rodea. El CIMMYT no solo trabaja para aumentar los rendimientos, sino que también administra los recursos y las redes locales de manera eficiente. Los equipos deben monitorear los datos sobre la calidad del aire, el uso del agua y los flujos de información eficientes, analizar estos datos y luego regresar al campo con recomendaciones para la producción más sostenible dentro de los sistemas agroalimentarios integrados.