Se organizó una reunión con productores y otros actores locales en el CBTA 170 en Guachochi, Chihuahua, para planear la instalación de una nueva plataforma de investigación en el municipio. La reunión tuvo por objetivo conocer el sistema de producción local y las principales problemáticas que preocupan los productores de la zona. Cabe señalar que cuando se inicia una plataforma de investigación es importante tener una reunión para asegurar que la investigación responda a una problemática local y para fomentar la vinculación entre productores e investigadores.
En general, el sistema de producción en la región es muy diverso, por lo que se puede encontrar desde pequeños productores que siembran una hectárea de maíz para autoconsumo hasta productores medianos que producen principalmente maíz y avena para forraje. La mayoría de los productores en el sector son los pequeños que producen principalmente maíz criollo, seguido por avena, frijol, papa y triticale para autoconsumo y forraje. Hay una gran diversidad en el maíz criollo, y a cada tipo de maíz le dan un uso distinto. La ganadería es también muy importante en la zona, por lo que los productores usan forrajes y grano para alimentar a sus vacas, cabras, borregos, puercos y gallinas.
Con relación al sistema productivo, la preparación del terreno se hace de manera manual, con tiro de animal, con tractor de dos ruedas o con tractor de cuatro ruedas. El maíz y frijol se siembran en camas, en cambio, la avena y el triticale se siembran al voleo. Los pequeños productores siembran a mano, mientras que los productores medianos usan maquinaria. La época de siembra es al inicio de las lluvias, en general en el mes de abril. La fertilización de los cultivos se realiza con urea y DAP en una proporción de, más o menos, 100 kg de urea y 50 kg de DAP por hectárea. No es común hacer análisis del suelo, por lo que se desconoce la cantidad de fertilizante necesario y cuáles nutrientes son limitantes.
Los principales problemas de malezas son quelite y girasol, que la mayoría controla con labores culturales o desyerbe manual, y a veces con herbicidas postemergentes como 2,4-D amina. Existe presencia de plagas como gusano cogollero y elotero, pero la mayoría de los productores no usa insecticidas, ya que, debido al clima templado de la zona, no causan graves daños. La cosecha de los cultivos se hace de manera manual desde mediados de octubre hasta mediados de noviembre. Primero, los productores remueven la parte de la planta de maíz arriba de la mazorca y lo retiran del terreno para uso como forraje. Posteriormente, las mazorcas se dejan secar un tiempo más antes de cosechar. Finalmente, se hace la cosecha y se retira el resto de la planta o se deja para pastoreo. El rendimiento promedio es de 2 toneladas de maíz y 130 pacas de avena.
La principal problemática que mencionaron los productores fue la baja fertilidad del suelo; los suelos en el área son delgados y están muy degradados. El forraje tiene más importancia que el grano, lo que dificulta que los productores dejen residuos de cosecha en el terreno para mejorar la calidad del suelo. Además, las lluvias se han vuelto cada vez más irregulares y el suelo no retiene suficiente humedad, lo que provoca que los productores no obtengan los mismos rendimientos que antes. Como ya se mencionó, la falta de análisis de suelos impide que la fertilización sea la adecuada. Por último, se reporta una mayor incidencia de plagas a causa del cambio climático.
Debido a la falta de asistencia técnica en la zona, se percibe la necesidad de mejorar el conocimiento de manejo de los cultivos en general; dentro de los aspectos en los que se requiere capacitación se pueden mencionar el adecuado control de malezas, la distribución de semillas en la siembra, la selección de semillas y la calidad de semilla, entre otros.
Los productores también mencionaron como una limitante los altos costos por mano de obra y diésel, y consideran que existe la necesidad de introducir cultivos de invierno para un mejor aprovechamiento de los terrenos. Dada la gran variedad que existe de maíces criollos, no hay mucha demanda para la introducción de nuevos materiales para consumo humano; sin embargo, para la producción de forraje es necesario introducir materiales más productivos de maíz y avena.
Después de la reunión con los productores, se tuvo una reunión con personal del CBTA 170 y técnicos colaboradores locales para decidir en qué enfocar la investigación en la plataforma para mejorar los problemas de los productores. A partir de ésta, se decidió que la Agricultura de Conservación (AC) tiene potencial en el área para mejorar la calidad de los suelos y bajar los costos de producción; sin embargo, la demanda de forraje puede ser una limitante. En la AC es necesario dejar suficientes residuos en el suelo para mantener la fertilidad. Por lo que se decidió que en la plataforma se evaluarán tratamientos que combinen la producción de maíz grano con la producción de forraje para crear una alternativa para producir rastrojo. Además, se evaluará si la producción de maíz grano en camas permanentes en rotación con avena da mejor rendimiento y rentabilidad que la producción de maíz bajo labranza tradicional en monocultivo. También se evaluarán tratamientos con camas permanentes incorporando cultivos de invierno como triticale y veza para producción de forraje. En el área de validación se evaluarán diferentes variedades de maíz forrajero y avena.
La plataforma se establecerá en el ciclo primavera-verano 2018 en terrenos del CBTA 170 que ya se manejan bajo Agricultura de Conservación. Los primeros datos de rendimiento y rentabilidad se esperan en 2019.