Para la comunidad del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), y para todos aquellos involucrados en el ámbito de la seguridad alimentaria en general, 2022 ha sido un año muy dinámico en muchos sentidos.
El 17 de febrero el CIMMYT compartía con la comunidad internacional la triste noticia de la muerte del doctor Sanjaya Rajaram, científico mexicano que ganó el Premio Mundial de la Alimentación en 2014 por el impacto global de sus investigaciones que le brindaron a la humanidad más de 480 variedades mejoradas de trigo.
Solo unos días después, el 24 de febrero, la desconcertante noticia de un nuevo episodio bélico en la historia de la humanidad —esta vez entre Rusia y Ucrania— estremecía al mundo. Los investigadores del CIMMYT entonces advertían sobre el impacto de la guerra en la seguridad alimentaria de millones de personas.
“Rusia y Ucrania son grandes países productores y exportadores de trigo que, de acuerdo con el Instituto Internacional de Investigación de Política Alimentaria (IFPRI), abastecen cerca de 34 % del trigo que se comercia a nivel internacional. Las disrupciones a la cadena de abasto global de trigo que esta guerra posiblemente provocará en los próximos meses tendrá graves consecuencias para las 2 mil 500 millones de personas en todo el mundo que dependen del trigo para su seguridad alimentaria”, anunciaba Bram Govaerts, director general del CIMMYT.
Aunque los escenarios de conflicto no son en ninguna medida deseables, este en particular hizo evidente la pertinencia de iniciativas como Agricultura para la Paz —impulsada por el Centro Nobel de la Paz, la Secretaría de Relaciones Exteriores, la Embajada de México en Noruega, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, el CIMMYT y diversos colaboradores—, surgida a raíz de la conmemoración del 50 Aniversario del Premio Nobel de la Paz otorgado en 1970 al doctor Norman Borlaug, uno de los fundadores del CIMMYT, por su trabajos de mejoramiento de trigo que permitieron salvar a millones de personas de la hambruna alrededor del mundo.
En el marco de esta iniciativa, el 28 de abril los secretarios de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, y de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Villalobos, e investigadores del CIMMYT rindieron tributo a Sanjaya Rajaram en la estación experimental del CIMMYT en Toluca, Estado de México, que ahora lleva el nombre de este importante científico mexicano.
Allí, en Toluca, el titular de Agricultura aseguró que, así como en su momento Norman Borlaug y Sanjaya Rajaram trabajaron para combatir el hambre a nivel mundial, el papel del CIMMYT para construir una paz duradera basada en la seguridad alimentaria mundial se reflejaba en iniciativas como Cultivos para México, proyecto con más de una década en operación que cuenta con la colaboración de más de 100 aliados nacionales e internacionales y con impacto positivo en más de un millón de hectáreas y 300 mil productores.
En este sentido, de particular relevancia fue el anuncio que a inicios de diciembre hizo Bram Govaerts durante una de las reuniones del Consejo Directivo del CIMMYT: “Gracias al apoyo del Gobierno de los Estados Unidos, la metodología de Cultivos para México estará siendo difundida e implementada en Malawi, Tanzania y Zambia, en el sur de África; y también en Sudán. El objetivo de los proyectos que liderará el CIMMYT en ese continente es acelerar, de forma inclusiva, la innovación y fortalecer los sistemas de semillas para generar maíz tolerante a la sequía y leguminosas mejoradas”.
Finalmente, en un año donde la paz promovida desde las parcelas ha adquirido relevancia internacional, destacan las primeras acciones para la instalación formal de los primeros cuatro Innova Hubs —modelo de innovación agrícola que se ha desarrollado con iniciativas como Cultivos para México— en Guatemala y Honduras, a fin de transformar, mediante la iniciativa AgriLAC Resiliente, los sistemas agroalimentarios en América Latina y el Caribe, aumentando la resiliencia, los servicios ecosistémicos y la competitividad de estos sistemas de la región y, al mismo tiempo, contribuir en la mitigación de fenómenos como el cambio climático y la migración.