Durante varias décadas, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) ha trabajado con socios y agricultores para mejorar las variedades de maíz y trigo. Repletas de ‘mejoras’ tales como la tolerancia al estrés ambiental, enfermedades y plagas, el aumento del contenido de nutrientes, mayor potencial de rendimiento y capacidad de almacenamiento, y mayor eficiencia en el uso de agua y fertilizantes, estas semillas son lanzadas por el CIMMYT y sus socios para crear nuevas oportunidades para una vida mejor y más fácil para los agricultores.
En conjunto con socios de investigación nacionales, agricultores, gobiernos locales y empresas de semillas, el trabajo del CIMMYT en sistemas de semillas ha cosechado resultados. Los expertos están ansiosos por poner esta experiencia en acción mientras el CGIAR se embarca en los próximos diez años de su trayectoria para transformar los sistemas de alimentos, tierra y agua bajo el contexto de la crisis climática. Las inversiones en investigación del CGIAR —principalmente a través de sus contribuciones para mejorar los rendimientos de los cultivos alimentarios básicos— han devuelto diez veces más beneficios y retribuciones para las personas de bajos recursos en términos de mayor abundancia y precios más bajos de los alimentos, reducción de la inseguridad alimentaria y la pobreza, y reducción de la huella geográfica de la agricultura. Gran parte de este impacto es el resultado de los esfuerzos diarios del CIMMYT por crear un mundo mejor.
Reemplazar variedades antiguas no es tan fácil como parece
La lenta renovación de las variedades —de más de diez años— hace que los agricultores sean vulnerables a riesgos como el cambio climático y las nuevas amenazas bióticas. Por otro lado, la plantación de variedades mejoradas que se adaptan a las necesidades de los agricultores y la geografía en la que trabajan, puede aumentar la productividad y mejorar el estado nutricional de los pequeños agricultores y sus familias. Esto, a su vez, contribuye a incrementar los ingresos familiares. De forma indirecta, los beneficios pueden llegar a la comunidad circundante al brindar mayores oportunidades de empleo, aumentos salariales y acceso asequible a alimentos.
A pesar de sus enormes beneficios, la renovación de variedades no es una hazaña menor.
Cuando se trata de semillas, una investigación multidisciplinaria detallada está detrás de cada nueva variedad y su implementación entre los agricultores. Así como la producción de un nuevo bocadillo, una bebida o un automóvil requiere un estudio en profundidad de lo que quiere el cliente, los sistemas de semillas también deben estar impulsados por la demanda.
Los socioeconomistas tienen que trabajar mano a mano con los mejoradores y especialistas en sistemas de semillas para comprender los factores impulsores y los cuellos de botella para mejorar la adopción de variedades, las necesidades del mercado y la inclusión social y de género en la entrega de semillas. Entre los cuellos de botella se encuentra la falta de acceso de los agricultores —especialmente los excluidos socialmente y de escasos recursos— a información fiable sobre las ventajas de las nuevas variedades. Incluso si los agricultores conocen las nuevas variedades, es posible que las semillas no estén disponibles para la venta en el lugar donde viven o que sean demasiado caras.
Posiblemente, la razón más compleja de la lenta renovación de variedades es la vulnerabilidad al riesgo: algunos agricultores simplemente no pueden permitirse el lujo de correr el riesgo de invertir en algo que podría ser bueno pero que también podría decepcionar. Al mismo tiempo, las empresas de semillas también perciben un riesgo: es posible que no estén interesadas en adquirir una variedad mejorada que supere a las variedades de semillas más antiguas pero más populares que tienen en stock. La construcción y comercialización de una nueva marca de semillas requiere una inversión significativa para una empresa de semillas.
Los nuevos enfoques están dando resultados
A pesar de la complejidad del desafío, el CIMMYT ha avanzado, especialmente en África, donde la lenta renovación de variedades está creando obstáculos para una mayor seguridad alimentaria y el alivio de la pobreza.
Un análisis reciente de la edad promedio ponderada de las variedades mejoradas de maíz relacionadas con el CIMMYT en 8 países de África oriental y meridional revela que la edad promedio ponderada general ha disminuido de 14.6 años en 2013 a 10.2 años en 2020. Los notables avances en la aceleración del ritmo de renovación de variedades y el despliegue de la genética mejorada —con resistencia al clima, mejora nutricional y rendimiento del grano— están beneficiando a más de ocho millones de pequeños agricultores en África.
En Etiopía, el trabajo del CIMMYT, el Instituto Etíope de Investigación Agrícola (EIAR) y el Centro Internacional de Investigación Agrícola en Zonas Áridas (ICARDA) condujo a la adopción de variedades mejoradas resistentes a la roya, los correspondientes aumentos de productividad y los beneficios económicos que, además de la urgente necesidad de luchar contra la dañina epidemia de la roya, dependían de una combinación de factores favorables: la multiplicación de semillas antes de su liberación, las políticas proactivas y las campañas de concienciación sobre la roya. La ganancia de ingresos estimada que los agricultores disfrutaron debido a la adopción de variedades posteriores a 2010 en 2016/2017 alcanzó los 48 millones de dólares. Para Etiopía, la adopción de estas variedades podría ahorrar 65 millones de dólares que de otra manera se gastarían en importaciones de trigo
Bill Gates habla de esto en el Capítulo 9 de su nuevo libro sobre el clima, How to Avoid a Climate Disaster, cuando describe el trabajo del CIMMYT y el Instituto Internacional de Agricultura Tropical (IITA) con el maíz tolerante a la sequía: “[…] los expertos del CGIAR desarrollaron docenas de nuevas variedades de semillas de maíz que podrían soportar condiciones de sequía, cada una adaptada para crecer en regiones específicas de África. Al principio, muchos pequeños agricultores tenían miedo de probar nuevas variedades de cultivos. Es comprensible. Si una persona se gana la vida a duras penas, no estará dispuesta a arriesgarse con semillas que nunca ha plantado, porque si se mueren, no tiene nada a lo que recurrir. Sin embargo, a medida que los expertos trabajaron con los agricultores locales y los distribuidores de semillas para explicar los beneficios de estas nuevas variedades, más y más personas las adoptaron”.
Se necesita una acción holística si queremos llegar a los agricultores con innovaciones genéticas
Ahora más que nunca, con el aumento de la frecuencia y la intensificación de los fenómenos meteorológicos erráticos que se suman a las complicaciones de la pandemia del COVID-19, el éxito de los sistemas de semillas requiere inversiones adecuadas, asociaciones, esfuerzos entre disciplinas y políticas propicias.
Los sistemas de liberación y diseminación de variedades dependen en gran medida de las políticas gubernamentales apropiadas y de la adopción de leyes y regulaciones de semillas. El compromiso del CGIAR con los agricultores y el éxito de los sistemas nacionales de semillas se describe en la estrategia de diez años recientemente lanzada: “El CGIAR apoyará los sistemas de semillas eficaces ayudando a los gobiernos nacionales y las empresas y reguladores del sector privado a desarrollar sus capacidades para desempeñar sus funciones con éxito. Se diseñarán conjuntamente nuevas iniciativas a lo largo de la cadena de distribución de semillas, incluyendo el registro regional de semillas, los procedimientos de importación y exportación, los ensayos nacionales eficientes, el registro y la liberación de nuevas variedades, y la promoción de la calidad de las semillas a través de la certificación de aptitud para el uso.”
De acuerdo con los ambiciosos objetivos del CGIAR, para brindar a los agricultores un mejor servicio, las empresas de semillas pequeñas y medianas también deben fortalecerse para que se vuelvan más dinámicas y orientadas al mercado. Según el SPIA, ayudar a los distribuidores de semillas privados locales a conocer la nueva tecnología aumenta la adopción en el campo en más de un 50% en comparación con el enfoque más utilizado, en el que los agentes de extensión agrícola del sector público proporcionan información sobre las nuevas semillas a los agricultores de contacto seleccionados.
Los expertos en socioeconomía y mercado del CIMMYT están poniendo esto en práctica trabajando con los distribuidores agrícolas para desarrollar estrategias de venta al por menor, como materiales de marketing específicos, suministro de apoyo a la decisión sobre las semillas a la venta e incentivos de precios, para ayudar a los agricultores y agricultoras a conseguir los insumos que funcionan mejor.
Dentro del nuevo CGIAR, los científicos del CIMMYT continuarán trabajando con sus socios para mejorar considerablemente el rendimiento del maíz y el trigo en los campos de los pequeños agricultores. Los esfuerzos concertados de todos los actores que conforman todo el sistema de semillas son esenciales para lograr nuestra visión: transformar los sistemas alimentarios para lograr dietas asequibles, suficientes y saludables producidas dentro de los límites planetarios. Los sistemas de semillas de maíz y trigo constituirán la base para cumplir esa visión y proporcionarán un plan probado para otros cultivos, como las legumbres, las hortalizas y las frutas. Juntos podemos estar al tanto de las necesidades de los agricultores y crear dietas saludables para un futuro mejor desde cero.