Isaiah Nyagumbo, Christian Thierfelder, Walter Mupangwa
Irene Christiansen, gerente de programa del Programa Global de Agricultura de Conservación, pudo apreciar de manera directa los beneficios y problemas de la agricultura de conservación (AC) en el sur de África, durante su visita a esa región del 9 al 13 de junio.
El primer día se reunió con científicos de la oficina del CIMMYT en el sur de África y con Mekuria Mulugetta, representante del centro en aquella región. Los científicos hicieron presentaciones de sus principales actividades y explicaron de qué manera éstas están ligadas con las del PGAC. El resto de la semana la dedicó a recorridos por sitios de prueba en las zonas donde se realizan proyectos y juntas con colaboradores de los proyectos.
Uno de los acontecimientos destacados fue su visita a las localidades que abarca el proyecto denominado “Integración de la agricultura y la ganadería para aumentar la seguridad alimentaria y mejorar las condiciones de vida de los habitantes de Zimbabwe” (ZimCLIFS), patrocinado por el Centro Australiano de Investigación Agrícola Internacional. En el proyecto participan el Centro Internacional de Investigación Pecuaria (ILRI), CIMMYT y el Instituto Interancional de Investigación sobre Cultivos en los Trópicos Semiáridos (ICRISAT). “Nuestro trabajo con agricultura de conservación (AC) se enfoca en tres aspectos: alimentación humana, alimento animal y manejo de la fertilidad del suelo”, explica Isaiah Nyagumbo, agrónomo experto en sistemas de producción.
Christiansen se reunió con agricultores que están ensayando distintos sistemas de maíz-leguminosas, incluidos algunas que son forrajeras. “El uso de frijol terciopelo y otras variedades como suplemento para alimentar el ganado durante la temporada de secas se está volviendo una práctica común entre los agricultores”, dijo Irene Chakoma, del Instituto Internacional de Investigación Pecuaria. Otro grupo de agricultores, que está sembrando ensayos de ZimCLIFS, en el distrito de Goromonzi, dijo que aprender nuevas técnicas de cultivo les ha traído beneficios; mencionó, por ejemplo, la siembra de maíz para grano y leguminosas forrajeras —con lo cual la estructura del suelo mejora—, la siembra de forrajes y la formación de pacas con los cultivos forrajeros. Sin embargo, dejar el rastrojo de maíz en la superficie del suelo — un componente clave de la AC—es todavía un problema para ellos. Dado que se trata de pastizales comunales, aclaran, gran parte del rastrojo sirve como alimento para el ganado, después de lo cual les queda solo paja y raíces.
“Aplicar los residuos es la tarea en la que invertimos más mano de obra cuando sembramos con AC, ya que tenemos que recoger el pasto que queda en las orillas del terreno e incluso salir de las parcelas para conseguir más”, dijo uno de los agricultores. Para resolver este problema, ZimCLIFS está explorando la posibilidad de usar biomasa de leguminosas no comestibles, como la de una variedad local de frijol y una planta silvestre (rattlepot). Encontrar soluciones innovadoras a los problemas de los pequeños agricultores es un componente clave del programa.
“Estamos haciendo pruebas con diferentes tipos de residuos para ver sus efectos en la AC (residuos de maíz, pasto y paja) y su interacción con el uso del nitrógeno en los ensayos que sembramos en 11 poblados de los distritos de Goromonzi y Murehwa”, reporta Walter Mupangwa, agrónomo especialista en sistemas de producción.
Christiansen visitó también un sitio cercano a Bindura, Mashonalandia Central, donde los agricultores han estado implementando el uso de AC asesorados por un equipo del CIMMYT liderado por el agrónomo experto en sistemas de producción Christian Thierfelder en los 10 años pasados. Los agricultores del valle Pindukai dijeron que dejaron de usar el arado en todas sus operaciones al ver los beneficios de la remoción mínima del suelo. Con una sembradora directa o un escarificador siembran en una cuarta parte del tiempo que tardarían en arar los pesados suelos. Los agricultores también aplican químicos para el control de malezas y esto hace que la AC les resulte atractiva.
“Llegamos a este lugar en 1987 con 16 familias; ahora ya somos 56. Ya ninguno de nosotros usa el arado, a excepción de los productores de tabaco”, dijo el agricultor Hendrixius Zvamarima durante los diálogos. Otro dijo que la intervención permanente “cambió totalmente la forma de nuestra agricultura.”
Christiansen comió con los agricultores en el campo; probó una preparación local de pollo con sadza (especie de puré de harina de maíz) y muriwo (hortalizas de hoja verde). Las conversaciones finales con el equipo del Programa Global de Agricultura de Conservación se centraron en la planeación de estrategias nuevas que ayuden a que los investigadores no se queden sin financiamiento cuando los proyectos llegan a su fin, asegurándose de que sus patrocinadores u otros grupos interesados les den continuidad. Christiansen dio ejemplos de su propia experiencia en Tanzania e hizo hincapié en que se necesita la participación del sector privado en las actividades del Programa Global de Agricultura de Conservación.
La visita fue todo un éxito para todos los que tuvieron alguna participación, ya que Christiansen pudo observar de primera mano el trabajo de los científicos del programa en la región, y éstos aprovecharon la oportunidad para hablar de los problemas que tienen actualmente en cuanto a financiamiento y del apoyo que necesitarán en sus futuras actividades.