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Fidelia González Galindo, mujer rural que desafía los límites y transforma el campo

Fidelia González Galindo rompe barreras en la agricultura al empoderar a mujeres rurales y transformar la seguridad alimentaria en Puebla.

Fidelia González Galindo, investigadora y responsable de la Plataforma de Investigación de Cuatempan, dialoga sobre estrategias para fortalecer la participación de las mujeres rurales en la producción agrícola sostenible. (Foto: Jenifer Morales/CIMMYT)
Fidelia González Galindo, investigadora y responsable de la Plataforma de Investigación de Cuatempan, dialoga sobre estrategias para fortalecer la participación de las mujeres rurales en la producción agrícola sostenible. (Foto: Jenifer Morales/CIMMYT)

Desde la Sierra Norte de Puebla, Fidelia González Galindo ha construido su historia con determinación y valentía. A sus 48 años, es responsable de la Plataforma de Investigación de Cuautempan, en el estado de Puebla, y forma parte del Hub Valles Altos del CIMMYT. Su trabajo se enfoca en mejorar la seguridad alimentaria y fortalecer la producción de maíz nativo, una misión que nació de su propia lucha por acceder a la educación.

Las plataformas de investigación, como la que Fidelia coordina, son espacios donde se generan y validan tecnologías innovadoras para mejorar la producción agrícola. En estas plataformas se estudian nuevas prácticas, el uso eficiente del suelo y los recursos hídricos, así como estrategias de sustentabilidad y seguridad alimentaria. A través de su trabajo en Cuatempan, Fidelia busca que estas innovaciones lleguen a las comunidades rurales y se adapten a las necesidades reales de las productoras.

Criada por su abuela en una comunidad donde lo “normal” era que las mujeres se dedicaran al hogar y al matrimonio, Fidelia desafió estas normas y sobretodo a la matriarca de su casa. Con el apoyo de su madre, logró otro camino al continuar con sus estudios y llegar a la Universidad Autónoma Chapingo, donde enfrentó no solo los desafíos académicos, sino también la discriminación por su origen indígena y su condición de mujer en una carrera dominada por hombres. “Nunca acepté que ser mujer fuera una limitante”, recuerda.

Desde su regreso a su región, Fidelia ha trabajado incansablemente por la autonomía de las mujeres rurales, quienes a menudo quedan a cargo del campo mientras los hombres migran en busca de empleo. Ha visto de cerca las dificultades que enfrentan: el acceso limitado a semillas de calidad, la falta de recursos económicos, la desventaja física para la mano de obra, el reto constante de garantizar la alimentación de sus familias, la escasa disponibilidad de capacitaciones y la sobrecarga de responsabilidades entre el hogar y la producción agrícola. “Muchas veces, las mujeres tienen que buscar trabajos adicionales para mantener a sus familias, lo que las aleja de mejorar sus sistemas de cultivo”, explica

Fidelia comparte conocimientos sobre producción agrícola sostenible con productores locales, fortaleciendo el rol de las mujeres rurales en la toma de decisiones y el manejo del campo. (Foto: Fidelia González)
Fidelia comparte conocimientos sobre producción agrícola sostenible con productores locales, fortaleciendo el rol de las mujeres rurales en la toma de decisiones y el manejo del campo. (Foto: Fidelia González)

Para enfrentar estos desafíos, Fidelia ha desarrollado estrategias que buscan cambiar el rumbo de las mujeres rurales. Ha promovido la creación de redes de apoyo entre productoras, el intercambio de conocimientos y el acceso a capacitaciones en horarios flexibles, considerando las obligaciones familiares de muchas de ellas. Además, ha impulsado la gestión de apoyos gubernamentales y municipales para financiar proyectos productivos que permitan a las mujeres generar ingresos propios sin depender de terceros. “El conocimiento es poder, y si las mujeres aprenden a manejar sus recursos, pueden transformar su vida y la de su comunidad”, afirma.

Fidelia describe a la mujer rural como una persona trabajadora, orgullosa de sus raíces y dispuesta a hacer cambios significativos en su entorno. “Son mujeres arriesgadas, que cuando aprenden algo nuevo lo aplican con determinación. Y lo mejor es que no se guardan el conocimiento, lo comparten con otras para que todas puedan mejorar”, enfatiza. Más allá de producir alimentos, estas mujeres están preocupadas por la salud de sus familias, la conservación del suelo y el futuro de sus hijos.

En el marco del Día Internacional de la Mujer, Fidelia representa el esfuerzo incansable de las mujeres rurales que desafían los límites impuestos por la sociedad. “El campo no es solo cosa de hombres”, afirma con convicción. Su historia es un testimonio de resistencia, aprendizaje y transformación. Hoy, con su trabajo, no solo cultiva maíz, sino también esperanza, conocimiento y un futuro más equitativo para las mujeres del campo.