La paz y la seguridad alimentaria son inseparables: donde falta el alimento, el tejido social se debilita y aumentan las posibilidades de conflictos. En este sentido, el CIMMYT y sus colaboradores trabajan en transformar los sistemas agroalimentarios hacia prácticas sostenibles que prioricen la soberanía alimentaria, el bienestar rural y la protección del medioambiente.
Esta transformación inicia en el campo, donde la adopción de innovaciones agronómicas sustentables y el fortalecimiento de sistemas tradicionales, como la milpa, permiten a las comunidades ser autosuficientes y resilientes. Contribuir al desarrollo de México, entonces, implica propiciar condiciones para una producción sustentable y diversificada, brindando herramientas para enfrentar el cambio climático y otros desafíos.
Agustín Gregorio Santiago, agricultor de la comunidad de Santa Lucía Ocotán de Morelos, Oaxaca, representa a miles de agricultores mexicanos que, a través de los hubs impulsados por el CIMMYT y sus colaboradores, han encontrado nuevas alternativas para fortalecer su producción y mejorar su calidad de vida. Para don Agustín, por ejemplo, sembrar nuevas variedades de frijol en asociación con maíz y otros cultivos no es solo una práctica agrícola más o una ocurrencia, sino una estrategia que está aprendiendo para mantener vivo el suelo y la economía familiar.
“Nosotros en el campo, pues siempre buscamos los granos que nos mejoren o que nos den un buen resultado para no quedar sin alimento. Y también a veces nos ayuda lo poquito que sale pues se vende y ya de ahí va uno recuperando la inversión”, comenta. Este espíritu de autosuficiencia es la base sobre la cual el CIMMYT y sus colaboradores construyen una agricultura para la paz a través de un acompañamiento técnico puntual.
La investigación y la ciencia aplicada son los pilares de esta transformación. Las plataformas de investigación, instaladas por el CIMMYT y colaboradores de todos los sectores, permiten desarrollar y validar innovaciones agrícolas adaptadas a las condiciones específicas de cada región. Así, en colaboración, el CIMMYT y sus colaboradores introducen cultivos más resistentes a la variabilidad climática, así como técnicas que promueven la salud del suelo y reducen la dependencia de insumos externos.
Sergio Gil Hernández Pinacho, uno de los técnicos vinculados al Hub PacíficoSur, describe cómo trabajan con productores como Agustín para evaluar la adaptabilidad de nuevas variedades. “La parcela del señor Agustín es un módulo de innovación. Es decir, una parcela donde, por un lado, tenemos la innovación, que es frijol caupí, criollo del Itsmo; y por otro lado un frijol delgado, propio de la comunidad. Estamos evaluando desarrollo vegetativo, rendimientos, adaptabilidad en la zona y, muy importante, el efecto de aprovechar el rastrojo en las parcelas para aumentar la materia orgánica y la salud general del suelo,” explica.
Los hubs son el núcleo de la metodología de transferencia del CIMMYT y sus colaboradores. Este modelo permite que la ciencia salga del laboratorio y llegue directamente a los agricultores, quienes, a su vez, adaptan e integran estas innovaciones en sus parcelas. Así, el modelo del hub permite a los productores conocer y experimentar tecnologías sustentables, como la siembra directa, la gestión de rastrojos y el uso de cultivos de cobertura que mejoran la eficiencia en el uso de recursos y la calidad del suelo.
Los hubs funcionan también como espacios de vinculación entre los actores de las cadenas agroalimentarias —el Hub Pacífico Sur, que se integra en el territorio oaxaqueño, por ejemplo, está conformado por instituciones de gobierno, empresas, organizaciones de productores y otros actores clave—. “Don Agustín también es productor de higuerilla y Ricinomex, una biorefinería local, se la compra porque también forma parte del Hub Pacífico Sur y fomenta prácticas sustentables con sus productores”, señala Sergio.
“La sequía nos afectó mucho con la higuerilla el año pasado. Posteriormente, viniendo de la propia iniciativa del productor, empezamos a buscar alternativas de leguminosas porque él tiene una tienda y la gente de la localidad busca frijoles allí”, puntualiza Sergio, quien además señala que las tecnologías proporcionadas al productor le han permitido seguir produciendo pese a un contexto social adverso para la agricultura en general: la escasez de mano de obra. “Sembrábamos rabanitos y la flor de cempasúchil, borla de gallo, pues porque en aquel entonces tenía yo mis hijos que estaban chicos, pero una vez que ellos ya se fueron para la ciudad, a la escuela, pues ya me vi solo y a veces encuentro mozo, a veces no”, comenta don Agustín.
Para agricultores como don Agustín, quien ya no puede dedicar el mismo esfuerzo al trabajo en el campo debido a su edad y a lesiones que recientemente tuvo, las prácticas promovidas por el CIMMYT a través del modelo del hub se adaptan de manera ideal, permitiéndole seguir produciendo sin tener que depender de un esfuerzo físico agotador. Gracias a la innovación aplicada, don Agustín puede experimentar con nuevas variedades de frijol que requieren menos intervención y ofrecen mejor rendimiento. Además, prácticas como la agricultura de conservación no solo le permiten ahorrar tiempo y energía, sino gestionar su terreno de manera más eficiente.
Por otro lado, el uso de técnicas innovadoras y la diversificación de cultivos ayuda a mejorar la economía familiar, y también a fortalecer el tejido social al brindar a la comunidad acceso a alimentos frescos y de calidad, generando un entorno en el que la agricultura sostenible se convierte en una fuente de paz y desarrollo comunitario.
Al consolidar sistemas agroalimentarios sustentables y resilientes, los hubs contribuyen a cimentar una cultura de paz en el campo mexicano. La paz se cultiva cuando las personas tienen la capacidad de acceder a una alimentación adecuada y las herramientas para sostener sus medios de vida, lo que evita la migración forzada y la ruptura del tejido social. Así, en el marco del Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo, CIMMYT reitera su compromiso de acompañar a los agricultores de México en la búsqueda de un futuro próspero y en paz.