A través del Hub, el CIMMYT y sus colaboradores están impulsando una transformación sostenible que preserva y fortalece el sistema milpa, un legado cultural que ha sido la base de la seguridad alimentaria en Chiapas durante generaciones.
El Hub, un modelo de gestión de innovación que integra a técnicos, investigadores, productores y otros actores de las cadenas de valor agroalimentarias, ha sido clave para ir tejiendo en la región una red que integra tanto una infraestructura física —con plataformas de investigación, módulos demostrativos y áreas de extensión— como una red de colaboración que acompaña a los productores en su transición hacia prácticas agrícolas sostenibles, adaptadas al cambio climático y orientadas a fortalecer la resiliencia de las familias agricultoras.
El acompañamiento técnico que brindan especialistas como Moisés Rodríguez —de El Can’chix S.C., colaborador del CIMMYT en Ocosingo— ha sido fundamental para implementar las innovaciones agrícolas que están fortaleciendo la tradición de la milpa, comenzando por dejar de quemar los residuos de cosecha.
La propuesta de producción sin quemas agrícolas permite conservar la fertilidad del suelo y reducir las emisiones de CO₂, mientras incrementa significativamente los rendimientos. “Antes, cosechábamos entre 600 y 700 kilos de maíz por hectárea; ahora, sin quemar, logramos hasta 3 toneladas en algunas parcelas”, explica Moisés. Este aumento en la producción permite que las familias no solo tengan alimentos suficientes, sino también la oportunidad de generar ingresos adicionales al vender el excedente.
La seguridad alimentaria de las familias se refuerza mediante la diversificación de cultivos. Este enfoque incluye no solo maíz y frijol, sino también frutales como aguacate, guanábana, plátano y limón, lo cual garantiza una provisión constante de alimentos nutritivos durante todo el año. Abelardo Jiménez Guzmán, productor de Amotitlán, comenta: “Antes solo pensaba en maíz y quemar para sembrar cada año. Ahora tengo aguacate y otros frutales en la misma parcela. Este año vendí aguacates”.
Además, el uso de prácticas de manejo sostenible, como las curvas a nivel para evitar la erosión, complementa esta estrategia de diversificación, protegiendo el suelo y adaptando el sistema milpa a los cambios ambientales y de mercado. Este enfoque innovador, que combina ciencia aplicada y conocimientos ancestrales, permite conservar el valor cultural de la milpa mientras asegura una alimentación variada y saludable, con alimentos básicos como maíz y frijol, complementados por frutales ricos en vitaminas y minerales esenciales, como los cítricos.
Este modelo transforma el sistema milpa en un sistema resiliente, que responde a las demandas actuales y asegura que las familias rurales cuenten con alimentos de calidad durante todo el año. Con estas iniciativas, el modelo del Hub y la red de colaboración que fomenta fortalece la seguridad alimentaria, impulsa la adaptabilidad de los sistemas productivos y promueve el bienestar en cada comunidad, acompañando a los productores chiapanecos en su camino hacia sistemas agroalimentarios sostenibles y resilientes.