En México, el 28 de agosto se celebra el Día de los Abuelos, una fecha que nos invita a reflexionar sobre el invaluable legado de quienes han dedicado su vida al trabajo y al cuidado de la familia. En el campo mexicano, este legado es particularmente significativo, ya que los adultos mayores representan una parte importante de la fuerza laboral agrícola, siendo custodios de conocimientos ancestrales y guardianes de la tierra. Sin embargo, también enfrentan desafíos considerables que requieren una atención especial, tanto por parte de sus familias como de la sociedad en general.
De acuerdo con el Censo Agropecuario 2022 del INEGI, el 46% de los productores en México tiene entre 45 y 65 años, y el 26.8% son mayores de 65 años. Estos datos subrayan la necesidad urgente de abordar el relevo generacional en el campo, asegurando que el conocimiento acumulado por los abuelos no se pierda, mientras se facilita una transición hacia una agricultura más sustentable.
El envejecimiento de la población rural trae consigo una serie de problemas. Uno de cada seis productores reporta que la edad avanzada o las enfermedades afectan su capacidad para trabajar en sus parcelas. A esto se suman otros desafíos como los altos costos de insumos y servicios (88.8%), pérdidas por factores climáticos o biológicos (61%) y la pérdida de fertilidad del suelo (29.9%).
En este contexto, el relevo generacional en el campo es un desafío crítico, relacionado con complejos procesos sociales como la migración, el abandono del campo, el cambio de la vocación agrícola de los suelos, la prevalencia de prácticas agrícolas inadecuadas, entre otros.
A pesar de estos retos, la situación también presenta una oportunidad única para revitalizar el campo mexicano. La transición hacia prácticas agrícolas más sostenibles, promovidas por organizaciones como el CIMMYT, no solo puede mejorar la productividad y la salud del suelo, sino que también puede aliviar la carga física sobre los adultos mayores, empoderándolos como agentes de cambio en sus comunidades.
Prácticas como la cero labranza y el manejo de residuos, que son componentes clave de la agricultura de conservación, reducen la necesidad de trabajos intensivos. Además, la adopción de tecnologías agrícolas adecuadas y la diversificación de cultivos pueden incrementar la rentabilidad de las parcelas, disminuyendo la presión sobre los productores mayores y haciéndolas más atractivas para las nuevas generaciones.
El testimonio de los productores que han transitado hacia una agricultura sustentable también refleja el potencial de las parcelas como espacios de aprendizaje y transmisión de conocimiento donde, la sabiduría acumulada por los abuelos, combinada con nuevas tecnologías y prácticas sustentables, puede ser la clave para atraer a las nuevas generaciones al campo, asegurando así el relevo generacional.
La agricultura sustentable ofrece un camino prometedor para los adultos mayores en el campo, permitiéndoles continuar con sus actividades de manera más segura y eficiente. A su vez, esta transición crea un entorno donde los jóvenes pueden ver el potencial de una vida agrícola, no solo como un legado familiar, sino como una oportunidad para contribuir a un futuro más sustentable y próspero.
En este Día de los Abuelos, recordemos la importancia de apoyar a nuestros mayores en el campo, no solo reconociendo su legado, sino también equipándolos con las herramientas y tecnologías necesarias para que sigan siendo actores clave en la transición hacia una agricultura más sustentable. La colaboración entre generaciones, apoyada por la ciencia y la tecnología, es esencial para asegurar un relevo generacional exitoso y un futuro agrícola vibrante en México.