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Protegiendo los cultivos del mañana: el impacto del CIMMYT en la sanidad vegetal

El Laboratorio de Sanidad de Semillas del CIMMYT y su colaboración con Senasica son un pilar de este centro de investigación internacional en la prevención de plagas y enfermedades para asegurar la seguridad alimentaria global.

Laboratorio de Sanidad de Semillas de CIMMYT. (Foto: Jenifer Morales / CIMMYT)
Laboratorio de Sanidad de Semillas de CIMMYT. (Foto: Jenifer Morales / CIMMYT)

Cuando los cultivos son afectados por plagas y enfermedades, la seguridad alimentaria de familias, comunidades, naciones e incluso del mundo entero puede estar en riesgo. Experiencias como la Gran Hambruna Irlandesa en la década de 1840, ocasionada en gran medida por el hongo Phytophthora infestans (Tizón tardío de la papa), o la Necrosis Letal del Maíz en la década pasada —que devastó miles de hectáreas en África del Este, exacerbando el riesgo de hambruna en amplias regiones de ese continente—, son un recordatorio de la importancia de la sanidad vegetal.

El Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) es una organización internacional, sin fines de lucro, que a través de la ciencia aplicada al campo busca mejorar los medios de subsistencia y la resiliencia de millones de agricultores. La ciencia desarrollada por esta institución y sus colaboradores tiene un impacto global: cerca del 50% del maíz y 70% del trigo cultivado en todo el mundo puede atribuirse al germoplasma del CIMMYT, por lo que es fundamental vigilar la sanidad vegetal. Si algo sale mal en México, muchos países estarían en riesgo.

Así, uno de los componentes clave en la misión del CIMMYT es su Laboratorio de Sanidad de Semillas, el cual opera desde 1988. Este laboratorio es fundamental para garantizar que las semillas distribuidas y recibidas por la institución estén libres de plagas y enfermedades de importancia cuarentenaria, asegurando así una producción agrícola sana y de calidad. “Al garantizar que estamos importando o exportando semillas sanas estamos garantizando una producción en campo igualmente sana”, afirma Noemí Valencia, responsable del laboratorio.

El laboratorio está autorizado por la Dirección General de Sanidad Vegetal del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) —dependencia gubernamental que encabeza el estudio y combate de plagas y enfermedades en México—. También está acreditado por la Entidad Mexicana de Acreditación bajo la norma ISO17025, lo cual asegura que los diagnósticos realizados son confiables y cumplen con los más altos estándares internacionales, señala Noemí.

Noemí Valencia. (Foto: Jenifer Morales / CIMMYT)
Noemí Valencia. (Foto: Jenifer Morales / CIMMYT)

A través del CIMMYT, México hace alrededor de 1 500 envíos de semillas anuales a diferentes países —mayoritariamente a universidades y centros de investigación—, así que este laboratorio, uno de los 12 aprobados por Senasica a nivel nacional, y el único que está dentro de una institución de investigación, tiene un papel fundamental porque permite al CIMMYT movilizar germoplasma a nivel mundial con la confianza de que las semillas están libres de patógenos, previniendo así la propagación de plagas que podrían devastar los cultivos.

“Si este laboratorio no existiera, los investigadores de CIMMYT, al momento de importar o exportar semilla, tendrían que recurrir a alguno de los laboratorios autorizados por Senasica para poder hacer sus investigaciones y movilizar esa semilla”. Esto subraya el papel crítico del CIMMYT en facilitar la investigación agrícola y la distribución de semillas a nivel global, garantizando la seguridad y calidad de los cultivos, así como los tiempos de respuesta para los distintos requerimientos de investigación.

“Nosotros estamos trabajando bajo diferentes ciclos. Para el caso del maíz hay dos ciclos al año en la estación experimental de Agua Fría, un ciclo aquí en Texcoco, dos ciclos en Tlaltizapán y en algunas localidades externas a CIMMYT como Puerto Vallarta, Jalisco (esto con autorización de SENASICA); y para el caso del trigo es el ciclo de Texcoco, el ciclo Toluca, el de Cd. Obregón, el de Mexicali”, comenta Noemí y precisa que, cuando se recibe semilla de importación, también hay fechas de siembra establecida y tiempos de distribución, así que el trabajo en el laboratorio debe ser ágil y confiable.

Son más de 40 mil líneas que hay que analizar porque tienen que distribuirse a diferentes países, de Asia sobre todo, donde se tienen fechas de siembra establecidas. Al recibir la semilla en el laboratorio, la tenemos que analizar cumpliendo con los tiempos establecidos y así cumplir con los periodos de envío, porque además hay trámites administrativos en lo que llega al país destino, los trámites de liberación en ese país y poder sembrar en las fechas estipuladas. Lo mismo pasa con las importaciones, siempre hay presión de cumplir con las fechas para la siembra”.

Las semillas juegan un papel fundamental no solo para la investigación, sino para la seguridad alimentaria y la inocuidad de los alimentos, así que la colaboración entre Senasica y el CIMMYT es esencial para proteger los recursos agrícolas de plagas y enfermedades de importancia cuarentenaria y económica, y para garantizar la salud pública, de manera que es fundamental que el laboratorio y sus signatarios —los especialistas responsables de los procesos— estén aprobados y acreditados y mantengan autorizaciones.

¿Qué implicaría si no se cuentan con esas aprobaciones? “El laboratorio no podría realizar su trabajo, por eso tenemos auditorías cada año y los signatarios una actualización permanente. Aquí somos cuatro signatarios aprobados en virología, micología y bacteriología. Asistimos a todos los cursos y transferencias de protocolos por parte de Senasica. También somos evaluados periódicamente a través de exámenes para mantener nuestra aprobación como signatarios”, precisa Noemí.

La interacción entre el Senasica y el CIMMYT es constante y está orientada por una visión compartida de ofrecer a los investigadores información y medidas oportunas para minimizar las pérdidas en los cultivos alimentarios por plagas y enfermedades vegetales. Así, las aprobaciones que Senasica ha otorgado al Laboratorio de Sanidad de Semillas de CIMMYT han contribuido, por ejemplo, a que iniciativas como MasAgro-Cultivos para México —un programa conjunto de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el CIMMYT— tengan resultados positivos en campo.

Gabriela Juárez, del equipo de signatarios del Laboratorio de Sanidad de Semillas de CIMMYT, desarrollando algunas pruebas. (Foto: Jenifer Morales / CIMMYT)
Gabriela Juárez, del equipo de signatarios del Laboratorio de Sanidad de Semillas de CIMMYT, desarrollando algunas pruebas. (Foto: Jenifer Morales / CIMMYT)

El Laboratorio de Sanidad de Semilla del CIMMYT mantiene una comunicación constante con la Dirección General de Sanidad Vegetal (DGSV) para diagnosticar fitopatógenos y evitar su propagación. Un ejemplo de ello es el permiso que otorgan para la movilización de germoplasma de trigo de la estación experimental de Ciudad Obregón a Texcoco bajo estrictos lineamientos de inspección y tratamiento de semillas, asegurando que esta no representan un riesgo ya que el noreste de México es una zona cuarentenada por causa del Carbón parcial del trigo (Tilletia indica).

“Al llegar aquí a la sede global del CIMMYT, donde está el laboratorio, se hace una inspección por parte de personal de la Secretaría de Agricultura para confirmar que la semilla fue tratada, que la caja no fue abierta durante el traslado y que esa semilla puede ser establecida aquí en campo”, explica Noemí.

Además, el CIMMYT cuenta con laboratorios de calidad de trigo, calidad de maíz y genotipificación, que no solo sirven a los investigadores de la institución sino también a externos. Esta infraestructura robusta y las alianzas estratégicas con Senasica permiten al CIMMYT desempeñar un papel crucial en la seguridad alimentaria y la sanidad vegetal a nivel nacional e internacional.

Así, el Laboratorio de Sanidad de Semillas del CIMMYT y su colaboración con Senasica son fundamentales para la seguridad alimentaria global. Estos esfuerzos conjuntos garantizan que las semillas estén libres de plagas y enfermedades, protegiendo así la producción agrícola y contribuyendo a un sistema agroalimentario más seguro y resiliente.