En el oriente del Estado de México, la plataforma de investigación Texcoco II, ubicada en la estación experimental El Batán del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), destaca como un espacio fundamental de investigación y desarrollo para enfrentar los desafíos agrícolas locales. Desde su establecimiento en 1999, esta plataforma ha sido clave en la búsqueda de soluciones innovadoras que mejoren la productividad y la sostenibilidad de los cultivos en una región caracterizada por sus temporales irregulares y una fertilidad del suelo limitada.
El oriente del Estado de México, junto con zonas colindantes en Tlaxcala e Hidalgo, se distingue por su producción de maíz y otros granos básicos como cebada, trigo y alfalfa. Sin embargo, los bajos rendimientos agrícolas debido a la irregularidad de los temporales y la baja fertilidad del suelo representan desafíos significativos para los agricultores locales. Además, la ganadería extensiva complementa esta actividad agrícola en pequeñas parcelas, aprovechando los residuos de cosecha y pastizales naturales para la alimentación del ganado.
La plataforma Texcoco II se ha convertido en un campo de pruebas para diversas prácticas agronómicas destinadas a mejorar la productividad y la sostenibilidad local. Uno de los enfoques principales ha sido la adopción de la agricultura de conservación, destacando el uso de camas permanentes y la retención del rastrojo como métodos clave para conservar la humedad del suelo, mejorar su estructura y reducir la erosión.
Desde su inicio, se han evaluado diferentes técnicas de labranza y manejo del rastrojo, como camas convencionales, camas permanentes angostas y anchas, etcétera. De acuerdo con los responsables de la plataforma, “de 2006 a 2019 el rendimiento promedio del maíz cultivado en camas permanentes angostas fue mayor donde se dejó todo el rastrojo en el terreno —siete toneladas por hectárea (t/ha) para maíz y cuatro para trigo— que donde se removió”, lo cual representa rendimientos superiores en comparación con las prácticas de labranza convencional que logran 5 y 3.1 t/ha, respectivamente.
Estos resultados han sido consistentes a través de los años, sumando evidencia de la enorme utilidad que tiene el aprovechamiento de los residuos de cosecha, o rastrojos, que regularmente son quemados o removidos en la agricultura convencional. Además, la retención total del rastrojo en las camas permanentes ha mostrado beneficios adicionales, como una mejor estructura del suelo y una tasa de infiltración de agua significativamente mayor (36.3 cm/h), en contraste con las camas sin rastrojo (12.4 cm/h).
Los resultados obtenidos en la plataforma Texcoco II no solo aportan soluciones para la agricultura local, sino que también tienen el potencial de influir en prácticas agrícolas a nivel global, especialmente en regiones con condiciones agroecológicas similares. La combinación de investigación rigurosa y colaboración multidisciplinaria con instituciones locales, universidades y organizaciones civiles es fundamental para ampliar el alcance y la aplicabilidad de estas innovaciones.
Así, la plataforma de investigación Texcoco II representa un ejemplo destacado de cómo la investigación aplicada puede abordar desafíos agrícolas complejos mediante soluciones innovadoras y sostenibles. Con un compromiso con la excelencia científica y el impacto positivo en las comunidades, CIMMYT y sus colaboradores continúan trabajando en la promoción de sistemas agrícolas resilientes y rentables en México y más allá.
La presente información forma parte de los Avances en agricultura sustentable: resultados de plataformas de investigación de los Hubs Valles Altos y Pacífico Centro, México, 2012-2021, integrados en el marco de la iniciativa Excelencia en Agronomía, un ejemplo de cómo la colaboración entre instituciones académicas, gubernamentales y de investigación permite formular soluciones para los desafíos más apremiantes de nuestro tiempo.