De acuerdo con las proyecciones, de cara a los años 2050s, México estaría atravesando por una dura etapa de estrés hídrico, en la que la mayor parte del territorio nacional presentará una sequía grave.
Estados como Sonora y Sinaloa, y parte del Bajío, serían los más afectados al presentar temperaturas por arriba del promedio y prácticamente sin agua suficiente para riegos y cultivos. Pero igual los estados del Sur del país por su naturaleza tropical serán fuertemente afectados por el continuo incremento de temperaturas y cambios de precipitación a largo plazo.
Esta situación no es particular de México, pues otras regiones del mundo también se verían afectadas por este fenómeno que se ve potenciado por los efectos del cambio climático, lo que obliga a la humanidad a pensar en soluciones a corto, mediano y largo plazo para enfrentarla crisis climática, pues en este momento ya no es posible revertirla, más aún cuando el uso de combustibles fósiles no se ha reducido, ni se prevé que esto suceda en un futuro próximo.
En este marco, Kai Sonder, agrónomo y jefe de la unidad de Sistemas de Información Geográfica (SIG) del CIMMYT, resalta la necesidad de buscar tecnologías más eficientes para el cultivo de trigo, que se caractericen por un consumo bajo de agua y que esta se aproveche al máximo.
A nivel mundial, el agrónomo explica que el cambio climático para 2050 calentará tanto el planeta que latitudes elevadas en el norte de Canadá, algunas partes de Alaska y el norte de Estados Unidos, además del sur de Argentina, se convertirán en áreas adicionales en donde se expandirá la producción de trigo.
En el caso de Europa ocurre una situación similar, en donde la región de Escandinavia; Siberia, en Rusia, al igual que el Norte de China, serían más propicias para el cultivo de maíz y trigo.
Y aunque en el caso de México la sequía y altas temperaturas son una constante en el norte del país, estas condiciones se verán potenciadas en los próximos 10 años, por lo que Sonder hizo un llamado a un uso más eficiente del agua, como el riego por goteo, mayor inversión en los sistemas de riego e incluso pensar en el desarrollo de variedades de trigo que sean más tolerantes a la sequía y el calor y a la vez sean productivas, por lo que el reto que se avecina es grande.
Adoptar tecnologías sustentables para mitigar el cambio climático
De acuerdo con el experto, el empleo de tecnologías sustentables podría ser de gran utilidad para estabilizar los efectos del cambio climático, por ejemplo, ajustar las fechas de siembra del grano o mejorar la agronomía y así mitigar los efectos negativos, e incluso encaminar la situación a políticas relacionadas con el tema del medioambiente.
Otro desafío por enfrentar son los efectos del fenómeno de El Niño, que transita de un periodo cálido (El Niño, denominado así porque inicialmente se le asoció a un fenómeno de menor escala que ocurre en diciembre en Perú, relacionado con el nacimiento del Niño Jesús de la tradición católica) a uno frío (llamado La Niña, en referencia al efecto opuesto), con fases intermedias en este cambio de calentamiento a enfriamiento.
Este fenómeno se ve potencializado debido al cambio climático, lo que ha prolongado la sequía en México, aunque los científicos confían en que La Niña también se refuerce, trayendo como consecuencia abundantes lluvias que ayudarían a mitigar el estrés por calor, sin embargo, una gran cantidad de lluvias también traería consecuencias negativas para algunas regiones del país.
Para abordar este problema, CIMMYT, en conjunto con Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) emprendieron la producción de variedades nuevas más tolerantes al calor.
En el año 2012, la variedad Cirno se distribuyó ampliamente entre los productores, quienes vieron su valor en varios días de campo y en parcelas experimentales. Como resultado, aproximadamente el 80 % de los productores la adoptaron, lo que ha ayudado, en parte, a equilibrar el impacto negativo de las temperaturas elevadas.
Para el futuro, se plantea la combinación de buena agronomía, agricultura climáticamente inteligente, sistemas de riego más sofisticados y eficientes, junto con variedades nuevas específicamente creadas para enfrentar estos desafíos. Estudios han mostrado que la adopción de variedades mejoradas a largo plazo puede resultar en menos emisiones y una mayor eficiencia en el uso de fertilizantes y agua.