“Yo trabajo el maíz y el frijol. Anteriormente solo lo guardamos en botes, pero actualmente aprendimos a guardarlos en bolsa hermética o en el silo metálico hermético, para que no se echen a perder”, relata Luisa Chonteco, una agricultora de La Pe Ejutla, en Oaxaca, México.
Cargando a su hijo pequeño con un rebozo, Luisa toma asiento para escuchar con atención una nueva capacitación en manejo poscosecha impartida por técnicos de Ricinomex, un colaborador del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en Oaxaca que además impulsa el comercio justo.
Este tipo de capacitaciones le han permitido a Luisa mejorar la alimentación de su familia, comenta. Como ella, muchas mujeres en el medio rural cultivan, preparan y distribuyen los alimentos. En muchos sentidos, el trabajo de las mujeres en el campo alimenta a las familias, a las comunidades y al mundo. No obstante, con frecuencia su trabajo encuentra poco reconocimiento y apoyo y, como consecuencia, suelen obtener menos ingresos y experimentar una mayor inseguridad alimentaria.
De acuerdo con las Naciones Unidas, si las mujeres tuvieran el mismo acceso que los hombres a los recursos productivos, incluida la tierra y el agua, podrían aumentar notablemente los rendimientos de sus parcelas, contribuyendo a reducir la hambruna en el mundo entre 12 y 17 %.
En este sentido, y considerando que el conocimiento es uno de esos valiosos recursos que puede transformar el papel de la mujer en el medio rural, Walmart Foundation y el CIMMYT impulsan el proyecto ‘Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche’, a través del cual se promueve la agricultura sustentable, las buenas prácticas poscosecha, la asociatividad y los liderazgos comunitarios, particularmente el de las mujeres.
“Nosotras somos parte de este proyecto y con las capacitaciones estamos mejorando la calidad del maíz. Lo mejoramos preparando la tierra como debe ser, dejando el rastrojo para abono. A mi parecer es mejor porque no lleva químicos”, comenta Plácida Flaviana López, otra de las productoras que participa en el proyecto.
“Cuando ya juntamos el maíz lo vendemos, anteriormente lo vendíamos muy barato, ahora con lo que nos han enseñado invertimos menos y lo damos a mejor precio. La verdad es que han crecido nuestros ingresos, hemos avanzado y por eso yo le platico a la gente de mi comunidad de lo que aprendemos y pues mis conocidos me están haciendo caso”, menciona Plácida, quien enfatiza que “las mujeres somos muy importantes y por eso es bueno que nos estén enseñando a nosotras todos esos procesos”.
En un contexto donde las desventajas en materia de educación, formal o informal, se traducen en falta de capacitación y, por tanto, en falta de oportunidades para acceder a mejores condiciones de vida, el empoderamiento de las mujeres y niñas es fundamental para impulsar el crecimiento económico y promover el desarrollo rural, particularmente en lo relacionado con la seguridad alimentaria: “Estas semillas de maíz y de frijol significan mucho para mi porque son las que nos alimentan a diario y almacenando así no se pica ni el frijol ni el maíz”, comenta Reyna Jiménez, otra productora que participa en el proyecto.
Para Reyna, el aprendizaje de prácticas y tecnologías sustentables es fundamental para las nuevas generaciones: “Lo que yo hago es un beneficio para dejárselo a mi hijo, para que el aprenda a cultivar las cosas del campo y que todo sea más sano. Todas las mamás deberíamos cultivar en el campo y explicarles a nuestros hijos cómo guardar el maíz para que no estemos usando tantos químicos, por eso me gustaría invitar a todas las mujeres de la comunidad para que ellas también aprendan esto”.
El Día Internacional de la Mujer 2023 (8 de marzo) es una oportunidad para que las organizaciones y los individuos revisen críticamente cómo se pueden utilizar las innovaciones y tecnologías para lograr la igualdad de género. Desde el CIMMYT, centro de investigación perteneciente al CGIAR, se impulsan proyectos con un importante componente de género, como este y otros desarrollados en conjunto con diversos colaboradores y socios, donde se busca que la ciencia contribuya a cerrar las brechas de género en el campo.