El PET (siglas en inglés de tereftalato polietileno) es un tipo de plástico fuerte, flexible y totalmente reciclable. Por su resistencia, por ser una excelente barrera para la humedad y por ser adecuado para su uso en productos que deban estar en contacto con alimentos es usado comúnmente para fabricar botellas de agua y refrescos.
Las botellas de PET pueden además ser aprovechadas en la agricultura familiar para el almacenamiento de granos con buenos resultados. Con frecuencia, muchas familias productoras no tienen la posibilidad de adquirir un silo metálico hermético —una de las mejores alternativas para el almacenamiento de granos—, o bien, siembran cantidades muy pequeñas, así que los envases de PET pueden ser una alternativa.
Por ejemplo, en la región de los Tuxtlas, en el estado mexicano de Veracruz, el uso de botellas y garrafones PET ha sido el método de conservación de granos que más aceptación ha tenido como alternativa al almacenamiento en costales de polipropileno y uso de pastillas de fosfuro de aluminio —potencialmente riesgoso para la salud humana—, que es el modo convencional de almacenar las cosechas en la región.
En la zona, la tendencia de elegir este método de almacenamiento por sobre otras tecnologías que han mostrado buenos resultados —como los silos metálicos herméticos, las bolsas plásticas herméticas y las bolsas plásticas estándar para ensilaje— se debe a que la mayoría de los productores siembran cantidades pequeñas de maíz para el autoconsumo.
“Para ellos es de mayor utilidad ir abriendo envases pequeños que suministren cantidades adecuadas para el consumo en el hogar, permitiendo que el resto del maíz se conserve por más tiempo y sin productos químicos gracias al principio de hermeticidad”, comenta el equipo técnico de Gente Sustentable, organización que colabora con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) para promover prácticas agrícolas sustentables en ese estado.
En el marco del proyecto MasAgro-Cultivos para México —que impulsan la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el CIMMYT— se promueven estas y otras prácticas poscosecha para reducir la incidencia de plagas y hongos durante el almacenamiento. No obstante, son las propias comunidades las que al final optan por una u otra tecnología en función de su propio contexto y necesidades.
“Otro factor que ha hecho que los productores elijan los envases PET es la presencia de aves de traspatio que merodean las zonas de almacenamiento, normalmente las salas o las cocinas de los hogares. Las aves picotean las bolsas y costales y los granos que caen atraen a los roedores. Con las botellas y garrafones PET no sucede esto”, mencionan los técnicos.
Las tecnologías de almacenamiento tienen efectos sobre la viabilidad de las semillas y los atributos de calidad visibles, pero también sobre aquellas cualidades que no se ven y que influyen directamente en su calidad y propiedades nutricionales. De ahí la importancia de seguir promoviendo tecnologías de almacenamiento adecuadas para cada tipo de productor: “quienes sí tienen excedentes para venta están optando por las bolsas plásticas herméticas debido a su precio accesible y a que brindan buenos resultados para conservar maíz”, concluyen los técnicos.