Hace unos 25 años, Yoseph Beyene escuchó por primera vez sobre el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) de uno de sus profesores, cuando cursaba la licenciatura en Ciencias Vegetales en la Universidad Haramaya en Etiopía. “El profesor, a quien considero un gran mentor, (…) siempre me dijo que, si alguna vez llegaba a tener la oportunidad de trabajar en el CIMMYT, no dudara en aprovecharla, ya que era un gran lugar para realizar mejoramiento de maíz”, recuerda Beyene, quien actualmente es mejorador de maíz en el CIMMYT. Creció en Alem Ketema, un pueblo ubicado a 190 km al norte de Addis Abeba, la capital de Etiopía.
En retrospectiva, no sabía que esto cambiaría la forma en la que veía los cultivos, especialmente el maíz en las pequeñas granjas agrícolas. Al igual que muchas otras familias en Alem Ketema, su familia recurría a su granja para satisfacer sus necesidades alimenticias y nutricionales. La mayoría de la gente practicaba la agricultura de subsistencia, entrelazada con la cría de ganado en pequeñas parcelas que generalmente tenían menos de 2 hectáreas. En el patio trasero de la granja de su familia, se cultivaba maíz, sorgo y teff. Cuando era niño, nunca se dio cuenta de que los agricultores cultivaban principalmente semillas recicladas. “En esos tiempos, el rendimiento de un cultivo como el maíz era de aproximadamente 1.5 toneladas por hectárea”.
Tal potencial de bajo rendimiento significaba que alimentar a familias de tamaño relativamente grande —de aproximadamente siete personas— era una tarea difícil. No era de ayuda que cultivos como el maíz y el trigo se vieran afectados frecuentemente por enfermedades, plagas y lluvias irregulares, lo que disminuía los rendimientos. No fue hasta sus días de bachillerato cuando obtuvo experiencia de primera mano con variedades de cultivos mejorados de alto rendimiento. Como parte de sus clases de gestión agrícola, participó activamente en la unidad de gestión agrícola de la escuela. Llegó a apreciar las variaciones de rendimiento entre variedades mejoradas y locales cultivadas en las parcelas escolares. Rápidamente, Beyene se dio cuenta que estas semillas mejoradas eran el antídoto ideal para el bajo rendimiento que obtenían los agricultores.
Golpeado por una epifanía
“Fue como un momento eureka para mí. Cuando me di cuenta que era posible mejorar y entregar variedades de semillas deseables que podían duplicar los rendimientos de los agricultores, decidí estudiar fitomejoramiento en la universidad. Si los agricultores de mi comunidad hubieran estado enterados sobre la semilla mejorada para adoptarla en ese momento, hubiera sido de ayuda para resolver los problemas de inseguridad alimentaria y mejorar los medios de vida”, reflexiona.
Cuando se matriculó para un doctorado en fitomejoramiento y genética en la Universidad de Pretoria, realizó su investigación en maíz de tierras altas en colaboración con el CIMMYT en Etiopía. Al finalizar, fue contratado como mejorador sénior de algodón por el Consejo de Investigación Agrícola (ARC, en inglés) de Sudáfrica, donde trabajó durante un año y medio.
“Un día, vi una vacante en la que el CIMMYT estaba buscando un mejorador de maíz. Apliqué a la vacante, fui a la entrevista y me alegró obtener el puesto. Eso fue en 2008”, dice.
La herramienta adecuada para la variedad correcta
El estrés biótico y el estrés abiótico se han vuelto más frecuentes debido al cambio climático y existe una creciente urgencia de abordarlos para evitar futuras crisis alimentarias potenciales.
La investigación actual de Beyene se centra en el desarrollo de líneas e híbridos de maíz de alto rendimiento y resistentes al clima para el África subsahariana. Utiliza el mejoramiento convencional y molecular, incluida la integración de herramientas y técnicas novedosas, como dobles haploides, la selección asistida por marcadores y la selección genómica. Con los años, Beyene ha desarrollado al menos 25 híbridos de maíz tolerantes a la sequía recomendados para su comercialización en Kenia, Mozambique, Uganda, Sudáfrica y Tanzania. Actualmente, 23 compañías de semillas se han comprometido a producir y comercializar los híbridos lanzados a través de sublicencias.
Actualmente, como Coordinador Regional de Mejoramiento para África, es responsable de evaluar el progreso de la implementación del mejoramiento basado en el perfil del producto, el intercambio apropiado de germoplasma dentro y entre los centros de mejoramiento regionales, y determinar el progreso en nuevas iniciativas de los equipos de mejoramiento regionales.
Un esfuerzo a largo plazo
El mejoramiento es un ejercicio costoso, lento y complejo. “El mejoramiento toma al menos 10 años desde el cruce hasta el lanzamiento porque los híbridos deben evaluarse en varios años y probarse en múltiples ubicaciones, lo que aumenta los costos y el tiempo del ciclo de mejoramiento. Se tiene que apreciar el hecho de que no estás mejorando para el ahora sino para el futuro”, dice.
“Como mejorador, debes seguir probando nuevas herramientas y técnicas para que el mejoramiento sea más eficiente. Sin embargo, los recursos no siempre son constantes sino inadecuados. El estrés se está volviendo más urgente y vicioso, a pesar de la creciente urgencia de abordarlo para evitar una posible crisis alimentaria”, agrega.
Actualmente, para reducir el tiempo y acelerar las ganancias genéticas, Beyene y sus colegas del CIMMYT están aplicando la técnica de selección genómica para el mejoramiento de maíz, utilizándola para predecir el rendimiento de los genotipos no fenotipados en la etapa inicial de las pruebas. Él y sus colegas publicaron recientemente una investigación que compara la selección genómica con la selección fenotípica, según lo utilizado por el programa de mejoramiento de maíz del CIMMYT en el África subsahariana. Descubrieron que el uso de la selección genómica para el rendimiento en condiciones óptimas y de sequía en el maíz tropical puede producir candidatos de selección con un rendimiento similar al generado por la selección fenotípica convencional, pero a un costo menor. Llegaron a la conclusión de que esta estrategia debería incorporarse efectivamente a las cadenas de suministro de mejoramiento de maíz para mejorar la eficiencia del programa de mejoramiento.
A pesar de los desafíos del mejoramiento, Beyene se siente satisfecho cada vez que ve que un agricultor ha plantado una variedad que lo ayudó a mejorar. “El epítome de mi inspiración es cuando hay una sonrisa en sus rostros debido al buen desempeño de la variedad en sus granjas”, dice.
La interacción con los agricultores y las compañías de semillas brindan la oportunidad de aprender, comprender las preferencias varietales y apreciar el impacto que su trabajo tiene en sus operaciones. Además, Beyene participa activamente en la capacitación de los socios públicos y privados, y en la supervisión de estudiantes de maestría y doctorado de varios países. Beyene ha publicado más de 50 artículos.
La vida de un mejorador no es tan solitaria y aburrida como algunos pensarían. Beyene hace tiempo para estar con sus tres hijos, jugar con ellos, ayudarlos con sus tareas y llevándolos a eventos sociales. También dedica su tiempo libre a ver fútbol, reality shows, comedias y dramas con su familia.