Velu Govindan recuerda a su padre pidiéndole que no desperdiciara su comida. “Solía decir que el arroz y el trigo eran productos muy caros, que la mayoría de las personas podían permitirse comerlo una vez por semana durante su juventud”, recuerda el mejorador de trigo del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).
Como en muchas partes del mundo, la Revolución Verde tuvo un impacto significativo en la producción agrícola y dietas del sur de la India, donde creció el padre de Govindan, y a finales de la década de 1960, todos los agricultores de la zona habían oído hablar del ‘científico’ de Estados Unidos. “La influencia de Borlaug en la India es muy grande ya que esas variedades de alto rendimiento alimentaron a millones de personas, incluyéndome a mí”.
Pero alimentar a millones era solo una parte de la batalla.
Actualmente, cerca de dos mil millones de personas en todo el mundo padecen deficiencia de micronutrientes, caracterizada por la anemia por deficiencia de hierro, la falta de vitamina A y la deficiencia de zinc.
Govindan trabaja en colaboración con HarvestPlus para mejorar la calidad nutricional en los cereales, además de rasgos importantes como el potencial del rendimiento, la resistencia a las enfermedades y la tolerancia al clima. Su área de enfoque es el sur de Asia, donde el trigo es un alimento básico importante y muchos pequeños agricultores no tienen acceso a dietas diversificadas que incluyan fruta, verduras o productos animales, los cuales brindan altas cantidades de micronutrientes como el hierro y el zinc.
“Es importante que las personas no solo tengan acceso a los alimentos, sino también acceso a una dieta saludable”, dice Govindan. “La idea es mejorar los alimentos básicos como el arroz, el maíz y el trigo para que las personas que consumen estas variedades biofortificadas obtengan mayores beneficios al satisfacer sus necesidades de alimentación diaria y para combatir el hambre oculta.”
El desafió, explica Govindan, es que el mejoramiento de la calidad nutricional a menudo se realiza a expensas del rendimiento. Pero las variedades necesitan un alto potencial de rendimiento para tener éxito en el mercado ya que los agricultores en los países en vías de desarrollo no obtendrán un precio superior simplemente por tener un alto contenido de micronutrientes en sus granos.
Las enfermedades del trigo que evolucionan de manera rápida son otro problema que se debe enfrentar. “Si liberas una variedad resistente a enfermedades hoy, en tan solo tres o cuatro años será susceptible porque la roya continúa mutando. Es una batalla continua, pero de eso se trata el fitomejoramiento.”
La incorporación del zinc
Cuando se trata de mejorar, el mejoramiento es la primera parte del proceso, explica Govindan. “Podemos hacer un buen trabajo en el laboratorio, pero si nuestras variedades no son llevadas a los agricultores no servirán de nada.”
Govindan y su equipo trabajan en colaboración con un numero de organizaciones del sector público y privado para promover nuevas variedades, asociarse con el sistema nacional de investigación agrícola (NARS, en inglés) e institutos de investigación avanzada para llegar a los agricultores en la India, Nepal y Paquistán. Como resultado, se han comercializado y distribuido con éxito variedades adicionales con alto contenido de zinc en el sur de Asia, así como las líneas biofortificadas nuevas que se prueban actualmente en el África subsahariana para su posible liberación y cultivo por parte de los agricultores.
Sus esfuerzos dieron frutos con el desarrollo y lanzamiento de más de media docena de variedades competitivas con alto contenido de zinc, incluida la línea Zinc-Shakthi, cuyo grano contiene 40% más de zinc que las variedades convencionales y su rendimiento es alto, tiene buena resistencia a la roya y madura una semana antes que las variedades populares, lo que permite a los agricultores aumentar su intensidad de cultivo. Hasta la fecha, estas variedades de trigo biofortificado con alto contenido de zinc han llegado a casi un millón de productores en las regiones objetivo del sur de Asia y se espera que se extienda más en los próximos años.
El siguiente paso será apoyar la integración del zinc, de modo que se convierta en una parte integral de los programas de mejoramiento en lugar de una adición opcional. “Esperamos que, en diez años, la mayor parte del trigo que consumimos cuente con estos beneficios adicionales.”
Puede que el camino sea largo, pero Govindan se mantiene optimista ante la tarea que tiene por delante.
Nacido en una familia de agricultores, tiene buenos recuerdos de una infancia en la que paso ayudando a su padre en los campos, con tardes y vacaciones escolares dedicadas al cultivo de arroz, algodón y otros cultivos en la parcela familiar.
La región ha experimentado cambios significantes desde entonces, y ahora, los agricultores se enfrentan al aumento de las temperaturas y a las precipitaciones impredecibles. La motivación para ayudar a los agricultores más pobres a adaptarse al cambio climático y mejorar la producción de alimentos fue lo que llevó a Govindan a dedicarse al mejoramiento.
Han pasado casi diez años desde que Govindan se unió al equipo del Programa de Trigo de Primavera del CIMMYT, y se siente honrado de formar parte de un programa con un legado tan significativo. “Norman Borlaug, Sanjay Rajaram y mi supervisor, Ravi Singh, son personas legendarias,” explica. “Afortunadamente, no comenzamos desde cero. Estas personas hicieron la vida más fácil, y solo necesitamos seguir avanzando para lograr ganancia genética continua para seguir mejorando la seguridad alimentaria y nutricional.”