Investigadores mexicanos e internacionales se han unido a agricultores y especialistas de Jala, un pintoresco valle cerca de la costa del Pacífico del estado de Nayarit, México, en una estrategia importante para salvar y estudiar una raza de maíz legendaria en peligro de extinción cuyas mazorcas alguna vez crecieron más que el antebrazo humano.
Los especialistas del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) están analizando la diversidad genética de la raza, con la esperanza de preservar sus cualidades y, en conjunto con los agricultores de Jala, salvaguardar su futuro y sus méritos.
Los esfuerzos incluyen un nuevo festival de maíz que repite un concurso anual que comenzó en 1981 para honrar a la mazorca de maíz más grande de la comunidad, pero la enorme raza de maíz Jala enfrenta innumerables obstáculos para sobrevivir, según Carolina Camacho, investigadora de socioeconomía del CIMMYT y colaboradora del festival.
“La raza nativa de maíz Jala no es adecuada para la mecanización debido a su tamaño y requerimientos agronómicos”, dijo Camacho. “Debe sembrarse a mano y, debido a que la planta puede crecer varios metros, las mazorcas deben cosecharse a caballo”.
El maíz Jala también está perdiendo ante variedades mejoradas más competitivas y rentables, agregó Camacho. Es apreciado de manera local por su textura harinosa, pero muchos agricultores prefieren variedades más adecuadas para la molienda y que producen más cáscaras —debido a la alta demanda de hojas para envolver tamal— al igual que para el forraje y el alimento humano. La textura harinosa también significa que el grano es menos denso y, por lo tanto, se obtiene un precio más bajo en los mercados externos, donde el grano se vende por peso.
Una lucha justa por la preservación
La más reciente “Feria de la Mazorca del Maíz Nativo”, se celebró en diciembre de 2018. Bajo un árbol gigante de guanacaste en la plaza del pueblo de Coapan, Valle de Jala, los niños, ancianos, cocineros y bailarines celebraron al maíz y a sus tradiciones asociadas. El festival culminó con el concurso por la mazorca de maíz más grande, con la presentación del agricultor ganador cuya mazorca midió casi 38 centímetros de longitud.
La competencia generalmente se lleva a cabo en agosto como parte de la “Feria del Elote” de Jala, la cual tiene una duración de dos semanas. La feria se estableció por primera vez para fomentar la apreciación y preservación del maíz nativo.
Los científicos del CIMMYT ayudaron a la comunidad a establecer un banco de germoplasma local para almacenar la semilla de la raza nativa, según Denise Costich, directora del banco de germoplasma de maíz del CIMMYT y colaboradora del festival.
“Esto fortalece el papel de la comunidad como custodios de la diversidad de variedades locales y su acceso a la semilla”, dijo Costich, y agregó que la semilla de Jala forma parte de las colecciones de maíz del CIMMYT —las cuales comprenden 28 000 muestras únicas— desde principios de la década de 1980.
Bajo el proyecto Seeds of Discovery del CIMMYT, los científicos del Centro están analizando el potencial genético restante en la población de maíz Jala, particularmente para comprender el alcance y los efectos de la endogamia y el cruzamiento.
Por un lado, dijo Costich, el pedigrí genético único de Jala parece diluirse al mezclarse con otras variedades en el valle cuyo polen cae en las tierras de Jala. Al mismo tiempo, le preocupa la posible endogamia en algunas parcelas pequeñas y aisladas del valle donde se cultiva Jala.
Finalmente, el concurso anual, para el cual las mazorcas de maíz se cosechan en la etapa verde antes de la madurez, impide el uso del grano como semilla y, por lo tanto, también puede eliminar el potencial hereditario de mazorcas grandes del acervo genético local de maíz.
¿Adiós a los pequeños agricultores?
Cualesquiera que sean las causas, el maíz Jala no es lo que solía ser. En 1924, un científico visitante observó plantas de maíz de más de 6 metros de altura y con espigas de más de 60 cm de largo; mucho más grandes que las muestras actuales.
Un desafío grave para la existencia continua de la raza nativa es la desaparición constante de los agricultores mayores que la cultivan. Al igual que en todo el México rural, muchos jóvenes abandonan comunidades agrícolas como Jala en busca de mejores oportunidades y medios de vida en las ciudades.
Camacho cree que el festival y el concurso alientan a los agricultores a seguir cultivando maíz Jala, pero no pueden garantizar por sí solos la preservación de la raza nativa.
“Estas soluciones necesitan abordar todos los aspectos del maíz Jala y ser apoyados por la comunidad entera, especialmente por los jóvenes” dijo Camacho.
El festival en Coapan incluyó una mesa redonda con jóvenes locales, entre ellos estudiantes graduados de la Universidad Autónoma de Nayarit.
“Los panelistas destacaron la falta de oportunidades en las zonas rurales y la necesidad de un futuro económicamente seguro; cosas que el maíz Jala no ofrece”, dijo Camacho.
El festival es una colaboración entre Costich, Camacho, Víctor Vidal de INIFAP-Nayarit y socios locales como Gilberto González, Ricardo Cambero, Alondra Maldonado, Ismael Elías, Renato Olmedo (CIMMYT) y Miguel González Lomelí.