NUEVA YORK (CIMMYT) – La alimentación y la agricultura tienen el potencial de ser los mayores impulsores de los esfuerzos por ayudar a la comunidad internacional a lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas para 2030, pero hoy en día no se aprovechan bien, dijeron expertos en un evento paralelo al foro político de alto nivel sobre desarrollo sustentable que se llevó a cabo en julio en la Ciudad de Nueva York.
Cerca del 70% de los pobres del mundo viven en zonas rurales donde la agricultura es la principal fuente de ingresos familiares, lo cual repercute directamente en la seguridad alimentaria, la nutrición y los medios de vida de millones, destacaron los delegados en el Día de la Agricultura y la Alimentación para Implementar los Objetivos de Desarrollo Sostenible celebrado por la Red Agroalimentaria Internacional el 13 de julio.
Aunque la agricultura es de tres a cuatro veces más eficaz que los otros sectores cuando se trata de aumentar los ingresos de los más pobres del mundo, solo recibe 4% de la ayuda internacional, según Michael Grant, vicerrepresentante permanente de Canadá en las Naciones Unidas.
La sesión fue organizada con el fin de resaltar los numerosos problemas que todavía existen e impiden el logro del ODS2 “Hambre cero” (el cual establece un marco para erradicar el hambre, lograr la seguridad alimentaria, mejorar la nutrición y promover la agricultura sustentable) y, por ende, varios otros ODS. La agricultura está muy relacionada con los ODS destinados a erradicar la pobreza y promover la prosperidad, tema que fue discutido en el foro político de alto nivel sobre desarrollo sustentable del 10 al 19 de julio, durante el cual la comunidad internacional hizo un recuento de los logros de los dos años pasados.
“Setecientos millones de personas siguen viviendo en pobreza extrema”, advirtió Peter Thomson, presidente de la Asamblea General de la ONU. “Tenemos que apoyar los movimientos internacionales que trabajan en pro de lograr el SDG2, a fin de que en 2030 nadie tenga que padecer hambre o pobreza”, agregó.
“A pesar de los avances, el retraso en el crecimiento infantil ha aumentado más de 20% desde 1990 en África”, señala Yemi Akinbamijo, director ejecutivo del Foro de Investigación Agrícola en África. Agrega que la malnutrición genera 11% de las pérdidas del producto interno bruto anual.
La agricultura ocupa el segundo lugar entre los mayores emisores de gases de invernadero a nivel mundial y es el mayor impulsor de la deforestación, por lo que este sector es uno de los que más contribuye al cambio climático y la pérdida de la biodiversidad. Al mismo tiempo, los jóvenes de todo el mundo están alejándose de la agricultura, en un momento en que el mundo necesita sus ideas para duplicar la producción de alimentos en las próximas tres décadas.
“Estados Unidos necesita cubrir 60,000 vacantes en áreas relacionadas con la agricultura, pero las universidades solo satisfacen cerca del 60% de esa demanda”, señala Jaine Chisholm Caunt, director general de la Asociación de Granos y Piensos.
La manera en que la comunidad dedicada al desarrollo haga frente a estos problemas en los sistemas agroalimentarios tendrá un impacto significativo en el éxito o el fracaso de otros ODS, como aquellos destinados al manejo de los recursos, a erradicar la pobreza y la malnutrición, crear infraestructura resiliente y empoderar a las mujeres y las niñas, argumentaron los delegados.
David Nielson, copresidente del Foro Mundial de Servicios de Asesoría Rural, dijo que la filosofía del Dr. Norman Borlaug, Premio Nobel de la Paz, de intercambiar conocimientos es una solución básica. A menudo la solución al desarrollo agrícola no depende de las tecnologías nuevas, sino que puede ser tan simple como difundir conocimientos apropiados que funcionen y sean útiles a los agricultores en sus campos, señaló Nielsen.
Sin embargo, a nivel de política hay que hacer cambios en la forma en que las comunidades agrícolas acceden a la tierra y otros recursos (en África actualmente solo 1% de las mujeres y 9% de los hombres poseen tierra) a fin de que, a la larga, esas soluciones ayuden a la gente a salir de la pobreza de manera permanente.
“Cuando la industria lechera de Kenia se liberalizó, mi esposo y yo pudimos construir nuestra propia planta procesadora”, dijo Margaret Munene, co-fundadora y gerente general de Palmhouse Dairies Limited Kenya, una planta procesadora de lácteos que se ha convertido en una fundación básica de “kenianos que ayudan a kenianos”.
“La planta procesadora abrió un mercado a los agricultores”, afirma Munene. “Antes había muchas trabajadoras que no tenían una cuenta bancaria a su nombre. Trabajamos con organizaciones de microcrédito para que pudieran mejorar sus unidades de pastoreo y comprar mejores vacas y otros insumos. También las capacitamos para que modernizaran su sistema de procesamiento de leche, de manera que combinaran el ganado lechero con la siembra de otros cultivos, y adquirieran otras habilidades que aumentaran sus ingresos”.
Los delegados en la conferencia exhortaron también a los diferentes sectores a trabajar juntos y atender los diferentes aspectos del rompecabezas de la seguridad alimentaria desde un punto de vista holístico. Akinbamijo atribuyó muchos de los problemas alimentarios y nutricionales de África a la escasa integración de la ciencia y los sistemas de producción, y al hecho de que la investigación más avanzada a menudo no resulta en productos para el mercado.
“Los gobiernos y otras instituciones públicas deben trabajar con el sector”, agregó Rocco Renaldi, secretario general de la Alianza Internacional de Alimentos y Bebidas. “Aprovechar la experiencia de los actores no gubernamentales puede ayudar a crear soluciones nuevas para resolver los problemas de la agricultura”.
Por último, es indispensable asegurar que esas soluciones no se logren a expensas del planeta, si queremos preservar los recursos para la agricultura, advirtió James Hansen, líder del Programa sobre Cambio Climático, Agricultura y Seguridad Alimentaria del CGIAR.
“Las comunidades agrícolas pueden seguir desarrollándose sin problema y sin dañar el medio ambiente”, opina María Beatriz Giraudo, agricultora argentina de quinta generación y promotora de la agricultura con cero labranza, una práctica agronómica que retiene la humedad del suelo, acumula nutrientes y mejora la biodiversidad.
El Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) apoya la agenda de los ODS destinada a crear una nueva alianza mundial basada en la solidaridad, la cooperación y la transparencia mutua para erradicar la pobreza extrema para 2030 y cumplir la promesa de lograr un desarrollo sustentable. Consulte el Plan Estratégico 2017-2022 y entérese de cómo el CIMMYT contribuye a 10 de los 17 ODS.