En Lusaka, Zambia, el 28 y 29 de junio de 2012, se celebró el taller con motivo del lanzamiento y planificación de la fase III del proyecto “Almacenamiento eficaz de grano para que los agricultores africanos logren un medio de vida de manera sustentable (EGSP). Con base en los excelentes resultados de la fase anterior (2008-2011), el objetivo de EGSPII (2012-2016) es mejorar la seguridad alimentaria y reducir los problemas que enfrentan los agricultores sin recursos, sobre todo mujeres agricultoras, en el este y el sur de África, por medio de la diseminación de tecnologías de almacenamiento de grano, en especial silos de metal y súper bolsas o sacos.
En la actualidad se estima que las pérdidas postcosecha ascienden a 4 mil millones de dólares estadounidenses cada año, según el Dr. Tadele Tefera, coordinador de EGSP. Esto equivale a una década de ayuda alimentaria para la región o A la ingesta calórica anual de cerca de 48 millones de personas. Con patrocinio de la Agencia Suiza de Cooperación para el Desarrollo (SDC), EGSP implementó la fase I en Kenia y Malawi, y ahora, en la fase III, sus actividades se extenderán a Zambia y Zimbabwe. El uso de tecnologías similares en América Latina ha reducido de manera significativa las pérdidas postcosecha. Por esta razón, EGSP-II “debe ayudar a reducir significativamente las pérdidas postcosecha”, expresó Elizabeth Diethelm-Schneller, gerente del programa regional de SDC en el sur de África. B.M. Prasanna, director del Programa Global de Maíz del CIMMYT, señaló que el silo de metal es una de las tecnologías más eficaces para combatair algunas de las más destructivas plagas, como los barrenadores del grano y el gorgojo.
El taller fue un espacio que permitió a científicos, socios y colaboradores del CIMMYT y de la Comunidad Africana para el Desarrolo en el sur de África (SADC) intercambiar ideas, información y resultados de su trabajo en el proyecto; concientizar a los presentes para que promuevan y difundan tecnologías de almacenamiento útiles y eficaces en SADC; y hacer una consulta entre las partes interesadas respecto a la tecnología, políticas del medio ambiente y oportunidades de mercado, con el propósito de hacer ajustes, actualizar y poner en marcha la fase II de EGSP. Bekele Shiferaw, director del Programa de Socioeconomía del CIMMYT, pidió que se utilice un método holístico en la implementación del proyecto. “Contar con políticas ambientales favorecedoras y vínculos con el mercado inflluye mucho en la inversión que se hace en el manejo postcosecha”, dijo Shiferaw. “Los mercados estables que garantizan márgenes benéficos por calidad y precios de temporada permiten invertir en el almacenamiento”, prosiguió.
El Sr. Emmanuel Chenda, del Ministerio de Agricultura y Ganadería de la República de Zambia, que presidió el lanzamiento del proyecto, indicó que este proyecto no podía haber llegado en mejor momento a la región. No ha sido posible obtener los beneficios que una buena cosecha produce dada la limitada capacidad de almacenamiento y las consecuentes pérdidas de grano. “Debido a la falta de conocimientos y acceso a tecnologías apropiadas, los agricultores terminan vendiendo su maíz, casi después de cosechar, cuando los precios son más bajos, en parte para evitar que, al almacenar el producto de su cosecha, las plagas lo arruinen, y también para cubrir sus necesidades económicas. Luego, los mismos agricultores se ven obligados a comprar grano al doble del precio, en la misma temporada, una situación que origina una trampa de pobreza (círculo vicioso) continuada”, agregó Chenda, en el discurso que leyó en representación del Sr. Rodgers Mwewa, subdirector del Ministerio de Agricultura.
El maíz es la fuente alimentaria y económica de más de 300 millones de pequeños agricultores sin recursos en el este y el sur de África. Por tanto, las pérdidas postcosecha generan inseguridad alimentaria y pobreza. “Tenemos que encontrar soluciones a largo plazo a las pérdidas postcosecha”, dijo Chenda. “No podremos lograr el impacto potencial de elevar la productividad del maìz para reducir la pobreza y aumentar la capacidad de generar ingresos de la gente a menos que se identifiquen y aprovechen las innovaciones tecnológicas e institucionales, para eliminar el síndrome crónico de ´vender barato y comprar caro´”, concluyó.