“Los países prósperos del mundo aún tienen una fuerte huella de carbono. Y los miles de millones de personas que se encuentran al pie de la escalera del desarrollo están en busca de espacio para crecer”, dijo el primer ministro de India Narendra Modi durante su discurso inaugural en la COP21 celebrada en París, donde los líderes del mundo se reunieron recientemente para lograr un acuerdo que disminuya y en el futuro detenga la emisión de gases de invernado que amenazan la supervivencia de nuestro planeta.
Modi y otros líderes hicieron un llamado para encontrar soluciones a los estragos del cambio climático que reconcilien el derecho de los países en desarrollo de crecer y la protección del medioambiente. Si se implementa correctamente, existe una solución en los Aportes a las Contribuciones Nacionales (INDC), básicamente los “planes” de las acciones que cada país pretende tomar después de 2020 basándose en las contribuciones pasadas, las necesidades de desarrollo a futuro y las oportunidades de aprovechar las energías opcionales para sustituir los combustibles fósiles. Esto permitirá al mundo en desarrollo balancear la necesidad de crecer y al mismo tiempo empezar a utilizar energía limpia, solicitando apoyo y financiación para la lucha contra el cambio climático y otras medidas de los países desarrollados. La reconciliación del derecho al desarrollo y la protección del medioambiente debe ir más allá del diálogo mundial y ser incluida en la lucha que cada comunidad sostiene para contrarrestar los efectos de la degradación del medioambiente y la pobreza.
Modi refiere que 70% de los “miles de millones que se encuentran al pie de la escalera” viven en zonas rurales. La gran mayoría de estas personas tienen problemas causados por la degradación del suelo –la pérdida a largo plazo de los servicios de los ecosistemas– debido al cambio climático en combinación con las prácticas agrícolas y ganaderas no sustentables.
“La agricultura destruye los recursos mismos de los cuales depende”, opina Frédéric Baudron, agrónomo especialista en sistemas de producción del CIMMYT. “Se necesita un nuevo paradigma para lograr la seguridad alimentaria mundial de manera sustentable.” Baudron es el primer autor del capítulo titulado Response Options Across the Landscape del informe Forests, Trees and Landscapes for Food Security and Nutrition, recientemente publicado.
Al igual que los INDC, los sistemas de paisaje ofrecen una solución para lograr la producción de alimentos, conservar los recursos naturales y mejorar el sustento de las personas, según este capítulo del informe. “Las configuraciones de paisaje existen no solo para minimizar las ventajas y desventajas de la conservación y la seguridad alimentaria y la nutrición, sino también para crear sinergias entre estas dos metas”, sostienen Baudron y sus coautores.
“Los campos cultivados no son desiertos verdes pero pueden ser parte del hábitat de varias especies de importancia para la conservación”, apunta Baudron. “En muchos ecosistemas donde predominan los humanos, algunas especies dependen de prácticas agrícolas como las del pastoreo extensivo en Europa o el remplazo de cultivos en los bosques tropicales. Puede ser que la biodiversidad contribuya a la productividad agrícola y ganadera mediante los servicios que proporciona al ecosistema, como la polinización o el control de plagas”.
“La investigación que llevan a cabo el CIMMYT y sus colaboradores en los sistemas de producción de maíz y de trigo en el sur de Etiopía indican que mantener los árboles y las pequeñas superficies boscosas en los paisajes de producción es bueno no solo para el medio ambiente y la biodiversidad, sino que contribuye a mantener la productividad y la resiliencia del sistema de producción”, según Baudron. “Las explotaciones agrícolas insertas en mosaicos diversos también generan más productos alimentarios mucho más diversos y nutritivos”.
Los sistemas de paisaje también están muy relacionados con el concepto de soberanía alimentaria, que promueve el derecho de las personas a definir su propia producción y consumo de alimentos al nivel local, nacional y mundial. La participación a nivel comunitario en los sistemas agroalimentarios locales también crea un entorno ideal para un manejo más sustentable de los sistemas agroalimentarios.
“A fin de cuentas, se trata de reconocer la diversidad como una propiedad fundamental al diseñar sistemas agrícolas más sustentables”, continúa Baudron. “La pregunta es: ¿cuáles son las configuraciones óptimas en los diferentes contextos? Responder esta pregunta requerirá un mayor nivel de participación entre las organizaciones de conservación y las agencias agrícolas”.