Datos del Programa Mundial de Alimentos (WFP) de las Naciones Unidas, indican que aproximadamente 1.5 millones de zimbabwenses (16%) podrían pasar hambre durante la temporada de escasez y carestía de alimentos 2015-2016 –un aumento de 164% con respecto al año pasado– debido al drástico descenso de la producción de maíz. La temporada de escasez es el periodo después de la cosecha, cuando bajan las existencias de alimentos.
El maíz es el cereal alimentario básico en Zimbabwe. De 742,000 toneladas, actualmente se registra un descenso de 53% en la producción en comparación con el ciclo 2014-2015, según la Comunidad Sudafricana de Desarrollo, a la cual pertenece Zimbabwe.
“La situación de Zimbabwe es más grave que en la mayoría de países de la región, aunque no es única”, reportó el vocero de WFP David Orr a la Fundación Thomson Reuters. Se estima que 27 millones de personas padecen inseguridad alimentaria como consecuencia de la sequía y del uso de prácticas agronómicas inadecuadas.
Mary Gunge, de 45 años, y su familia de seis integrantes viven en el distrito de Chivi, Provincia de Masvingo. La vida de Gunge y otros agricultores ha sido difícil en esta región inhóspita y semiárida en los cinco últimos años. “Con decirle que casi no llueve”, dijo a los reporteros que la entrevistaron recientemente. Las lluvias fueron escasas y extemporáneas en Chivi. Los agricultores de bajos recursos necesitan ayuda alimentaria con urgencia mientras esperan la cosecha del próximo ciclo de cultivo, entre mayo y junio de 2016.
Algunas zonas de Zimbabwe ya están padeciendo las consecuencias de las variaciones del clima. El Servicio Meteorológico de Zimbabwe informa que son más los días calurosos que los días templados. “Ya no sabemos cuándo tenemos que empezar a preparar la tierra para la siembra o cuándo empezar a sembrar. Estamos a merced de la naturaleza”, dice Gunge.
El cambio climático tendrá in impacto significativo en la frágil seguridad alimentaria del sur de África, advierten expertos en medioambiente. Las inclemencias del clima ya están costando al sur de África entre 5 y 10% de su producto interno bruto. Esto equivale a una pérdida de entre 10 y 21 mil millones de dólares anuales en una región donde casi el 50% de la población vive con menos de un dólar al día.
Para encontrar una solución a la situación de sobra conocida, CIMMYT-SARO (Oficina del CIMMYT en África) y sus colaboradores han puesto manos a la obra para impulsar la productividad del maíz, a fin de garantizar la seguridad alimentaria y nutricional, aumentar los ingresos de los agricultores y reducir la pobreza.
“Utilizando mejoramiento convencional, el CIMMYT y sus colaboradores han generado variedades nuevas que rinden de 20 a 30% más que las que actualmente se siembran en los sitios afectados por la sequía y la escasez de nitrógeno”, comenta Mulugetta Mekuria, representante de CIMMYT-SARO. Las nuevas variedades de maíz representan 26% de todos los híbridos que se siembran en el país.
A fin de año, el CIMMYT establecerá un moderno centro de cuarentena que permitirá desplazar materiales de mejoramiento de manera segura al sur de África, para que las instituciones locales puedan hacer mejoramiento para obtener resistencia a la necrosis letal de maíz (MLN).
Que los pequeños agricultores hagan un uso más eficiente de sus escasos recursos será un factor decisivo para la seguridad alimentaria. El objetivo del proyecto SIMLESA del CIMMYT consiste en aumentar la producción de alimentos utilizando la tierra cultivable disponible y, al mismo tiempo, minimizando la presión en el medioambiente. SIMLESA aplica con buenos resultados los principios de la agricultura de conservación (AC) en Malawi y Mozambique.
“Si ponemos en práctica los principios de la agricultura de conservación: remoción mínima del suelo, retención de residuos y rotación de cultivos, después de tres o cinco ciclos obtendremos mejores rendimientos en comparación con los que se obtienen con las prácticas convencionales”, opina Mekuria, que es también coordinador de SIMLESA. En los ensayos en campos de agricultores de Malawi los rendimientos aumentaron entre 20 y 60%. En Zambia y Zimbabwe, aumentaron casi 60% con el uso de tracción animal y agricultura de conservación.
El CIMMYT está ayudando a las compañías semilleras ofreciéndoles capacitación en áreas técnicas y administrativas, liberación y certificación de variedades y multiplicación y comercialización de semilla
“Generar maíz tolerante a la sequía será una cuestión más crítica, sobre todo ahora que muchos países de la región siguen padeciendo los estragos que causa la sequía”, opina Peter Setimela, especialista sénior en sistemas de semilla del CIMMYT-SARO.
En los dos años pasados, en el sur de África se liberaron 28 variedades que son más tolerantes a los principales factores adversas que predominan en la región. Se espera que estas variedades beneficien a casi 12 millones de personas ayudando a mejorar la seguridad alimentaria y a reducir la pobreza.