Simón Martínez López conoció las trampas de feromonas para gusanos cogolleros y otros insectos plaga porque el colaborador del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), Jonatan Villa Alcántara, las llevó hasta su parcela en la comunidad de El Zapote, en el municipio de San Juan Guichicovi, en el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca.
Por ser la principal plaga del maíz y la que lo obligaba a utilizar “una gran cantidad de agroquímicos para su combate”, el manejo agroecológico del gusano cogollero fue el punto de partida de la participación de Simón en el proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, de Walmart Foundation y el CIMMYT.
El Manejo Agroecológico de Plagas es una de las diversas innovaciones agrícolas que Jonatan le compartió a Simón, en cuyas tierras se facilitó la diversificación de más de diez cultivos en dos hectáreas y media: maíz (nativo o criollo) blanco, girasol, ajonjolí, soya, frijol mungo, chícharo gandul, quinoa, chile habanero, tomate criollo, yuca y camote.
Por ser una zona ganadera, los productores de San Juan Guichicovi acostumbran sembrar sus tierras uno o dos ciclos y después “meter pastos” para que pueda comer el ganado. Cuando entra el ganado, sin embargo “la tierra queda compactada y se va todo el abono”, comenta Simón.
Con la finalidad de nutrir mejor a los animales y evitar que pasten libremente en las parcelas, la diversificación de cultivos también brinda opciones para los productores que tienen ganado. Ampliar el menú de forrajes con especies que además sirven como cobertura verde del suelo, por ejemplo, es una de esas opciones.
Simón, sin embargo, renunció a la ganadería y apostó completamente por la Agricultura Sustentable para evitar lo más posible el deterioro y la compactación de su suelo. Al diversificar cultivos, además de ayudar a la regeneración de la tierra para que la calidad de su producción mejore, el productor también busca mejorar el ingreso y la dieta de su familia.
Así, decidido a seguir cultivando las dos hectáreas y media de tierra en las que ahora evita sembrar solo maíz, Simón está conociendo nuevos cultivos, como el ajonjolí y el girasol, de los cuales está generando semilla para compartir con otros productores a fin de que, como él, también aprendan a utilizarlos como cultivos de rotación en el ciclo otoño-invierno.
Dejar una cubierta vegetal en el suelo ha ayudado a Simón a guardar la humedad y evitar la erosión en suelos que se caracterizan por sus pronunciadas pendientes debido a que se encuentran en pequeños lomeríos donde las lluvias son constantes. “Si dejamos un colchón de residuos de la cosecha anterior, ese colchón evita que el agua arrastre el suelo”, explica el técnico Jonatan.
Con estas innovaciones, Simón ha notado una diferencia en este primer año de trabajo con el proyecto de Walmart Foundation y el CIMMYT, pues califica que su siembra estuvo “bonita” porque en vez de quemar el rastrojo lo dejó como abono y el suelo no se ha erosionado por las condiciones climáticas.
De acuerdo con Melchor García Vásquez, líder comunitario en la zona donde está Simón, construir una visión diferente de cómo trabajar el campo impacta positivamente en la comunidad y en las familias de 25 productores que, como Simón, aceptaron la asesoría que brinda el proyecto impulsado por Walmart Foundation y el CIMMYT.