Texcoco, Edo. Méx.- El 2020 fue un año particularmente crítico para la especie humana y, sin embargo, también podría ser un ejemplo de cómo en tiempos de crisis la ciencia y la innovación permiten reducir la incertidumbre de las sociedades, particularmente en lo referente a la salud y la seguridad alimentaria.
En México, por ejemplo, gracias a las prácticas poscosecha que se promueven a través de diversas iniciativas impulsadas por la red de innovación del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) se han logrado disminuir a menos del 1% las pérdidas poscosecha que, en zonas tropicales, pueden ser de hasta 40%.
Si se considera que la pandemia por COVID-19 aumentó por millones el número de personas afectadas por el hambre (o en riesgo de padecerla) y que cada día se pierden o desperdician alrededor de 1,300 millones de toneladas de comida producida para el consumo humano, entonces la adopción de prácticas poscosecha es uno de esos casos donde la ciencia y la innovación han permitido hacer frente a los efectos de la pandemia, evitando que miles de familias padezcan inseguridad alimentaria.
Como este ejemplo, en el Reporte Anual 2020 del CIMMYT se relacionan diversas acciones que permitieron reducir el riesgo de que el año pasado tuviera consecuencias aún más dramáticas para millones de personas alrededor del mundo. Muchas de estas acciones derivan de la ciencia desarrollada en México o de iniciativas emprendidas desde aquí.
En Kenia, por ejemplo, durante 2020 se desarrollaron exitosamente tres variedades de maíz tolerantes al gusano cogollero. Esto, gracias al trabajo conjunto del CIMMYT y el sistema nacional de investigación agrícola de ese país africano para identificar y validar fuentes de resistencia genética nativa a dicha plaga tanto en maíz tropical resistente desarrollado en México como en maíz resistente desarrollado en África subsahariana.
Ya que el gusano cogollero tiene el potencial de hacer padecer hambre a más 300 millones de personas en África subsahariana (FAO, 2018), estas nuevas variedades de maíz tolerantes al gusano cogollero representan un gran logro para la sociedad global en tiempos de COVID-19.
Al igual que las prácticas poscosecha y las variedades resistentes al gusano cogollero, la mecanización adecuada también fue importante para reducir el impacto de la pandemia en distintas latitudes (permitiendo que se realizaran trabajos agrícolas cruciales mientras se mantenía el distanciamiento social), sobre todo entre las familias productoras encabezadas por mujeres (donde los equipos compactos fácilmente maniobrables son particularmente útiles) o en aquellos lugares donde los productores no pueden acceder a los trabajadores del campo o pagarlos.
El informe completo está disponible en https://annualreport2020.cimmyt.org, los invitamos a leerlo.