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La constitución de 1917 y el desarrollo rural

La Carta Magna regula cómo debe ser el manejo de tierras y recursos para conservarlos y lograr un desarrollo equilibrado del país.

4 de febrero de 2015.


Como todos sabemos, el 5 de febrero se celebra la promulgación de la Constitución de 1917, que nos rige en la actualidad. Pero, ¿conocemos los impactos que este documento tiene en nuestra vida actual? Podemos decir que esta Carta Magna es el resultado del movimiento conocido como Revolución Mexicana, ya que muchos de sus participantes fueron agricultores que buscaban una repartición equitativa de la propiedad de la tierra en una sociedad donde 10 millones de campesinos no contaban con parcelas.

Con la promulgación de esta constitución los mexicanos tenemos igualdad ante la ley y se nos reconocen nuestros derechos humanos. La libertad de culto, de expresión y de asociación; la enseñanza laica y gratuita; y la jornada de trabajo de ocho horas, son fruto de esta legislación. Es importante también añadir que las mujeres de esa época tuvieron reconocimiento en la sociedad pues la constitución decreta que hombres y mujeres somos iguales ante la ley.

En materia agrícola, la Carta Magna regula cómo debe ser el manejo de tierras y recursos para conservarlos y lograr un desarrollo equilibrado del país, un tema importante pues en la actualidad vivimos un escenario de cambio climático y desgaste de los recursos no renovables por la contaminación y las prácticas dañinas.

También se garantizan las condiciones para el desarrollo rural integral y el fomento de la actividad agropecuaria y forestal, con obras de infraestructura, insumos, capacitación y asistencia técnica. La seguridad alimentaria es otro tema legislado en nuestra constitución, pues hace énfasis en el abasto suficiente y oportuno de los alimentos básicos.

Hay mucho por hacer todavía y muestra de ello es que la legislación de 1917 ha sufrido modificaciones para adaptarse a los nuevos retos que enfrentan los productores, por ello es adecuado recordar las bases en las cuales actuamos para tener herramientas que nos permitan hacer los cambios que nos demanda el entorno. Dentro de esos cambios se encuentra la tendencia de encaminar la producción a las prácticas de agricultura sustentable. Si recordamos las palabras de Zapata: “la tierra es de quien la trabaja”, ahora podemos agregar: “la tierra es de quien la trabaja de manera sustentable”.