Las prácticas agronómicas que pueden cerrar la brecha de los rendimientos de trigo en el Macizo Etíope son bien conocidas: siembra en surcos, aplicación de fertilizantes por precisión, siembra a tiempo, etc. Sin embargo, su implementación suele aumentar la demanda de mano de obra y tracción animal. Ahora bien, la disponibilidad de animales de tiro en el Macizo Etíope está estancada o está bajando. El costo de mantener una yunta se está volviendo prohibitivo para muchos agricultores. Además, la población rural está formada por gente mayor, como resultado de que los jóvenes migran a las grandes ciudades en busca de mejores oportunidades de obtener ingresos y mejorar sus condiciones de vida que la agricultura.
La preparación de la tierra, la operación que requiere más tracción, suele demorarse cuando se dispone de poca mecanización, lo cual causa grandes pérdidas de rendimiento. La simplificación de la preparación de la tierra, es decir, la siembra directa sin labrar la tierra, permite un establecimiento del cultivo rápido y oportuno. Esto se puede lograr con el uso de tractores de dos ruedas (2WT) de un solo eje, están bien adaptados a las pequeñas parcelas fragmentadas del Macizo Etíope, y a los escasos recursos de los agricultores de pequeña escala. Son también apropiados para el nivel de aptitudes de los mecánicos locales.
En colaboración con el Instituto Etíope de Investigación Agrícola (EIAR), el CIMMYT-Etiopía ha estado ensayando el uso de 2WT en la siembra directa de trigo desde marzo de 2013 mediante los proyectos FACASI (Mecanización y Agricultura de Conservación para la Intensificación Sustentable), financiado por AIFSRC (Centro de Investigación sobre Seguridad Alimentaria Internacional de Australia) y Africa RISING (Investigación en Intensificación Sustentable para la Próxima Generación), financiado por USAID.
Durante el último ciclo de cultivo (que acaba de concluir), la tecnología se ensayó en la estación y en varias parcelas de agricultores, en cinco sitios de tierras altas en todo el país. La tecnología redujo el tiempo que se necesita para establecer un cultivo de trigo por un factor de más de 10 (de alrededor de 100 horas por hectárea a menos de 10) utilizando solamente de 10 a 15 litros de diésel por hectárea. Además, los rendimientos fueron bastante mayores –cerca del 60%, en promedio– que cuando se aplica el método de establecimiento convencional.
Sin embargo, poner esta tecnología al alcance del gran número de pequeños productores de trigo requerirá sistemas de distribución innovadores. La provisión de servicios de mecanización por parte de los empresarios locales parece ser una opción viable y equitativa, ya que muy pocos agricultores pueden comprar máquinas de manera individual; además, no es rentable para los agricultores poseer su propia maquinaria, a menos que ofrezcan servicios. Mediante FACASI, Africa RISING (y, próximamente, un nuevo proyecto financiado por GIZ), el CIMMYT y el EIAR están apoyando dichos sistemas de distribución a través de vínculos con el mercado, promoción, formación de capacidades y acceso a financiamiento.