Un informe reciente titulado Groundwater Management in Bangladesh: An Analysis of Problems and Opportunities, publicado como parte de las actividades del proyecto Iniciativa para la Producción de Cereales en el Sur de Asia-Mecanización e Irrigación (CSISA-MI), revela que la política sobre recursos hídricos en Bangladesh se ha concentrado en el desarrollo y no en la administración, y que esto ha ocasionado la sobreexplotación de acuíferos y altos costos de subsidio.
A menos que se adapten y adopten prácticas y políticas eficientes, los problemas de riego pueden llegar a ser una grave amenaza para sostener el crecimiento agrícola nacional debido al alza de los precios del combustible y la electricidad en el sur de Asia, según Timothy Krupnik, agrónomo del CIMMYT y coautor del estudio.
“La producción de arroz con riego durante la temporada seca ayudó a que Bangladesh aumentara su producción total de este cereal, de 18 millones en 1991 a 33.8 millones de toneladas en 2013”, señaló Krupnik. “Sin embargo, este notable aumento ha tenido costos, como por ejemplo el de la alta demanda de energía para bombear agua del subsuelo”.
Las bombas de diésel consumen cerca de 4.6 mil millones de litros al año para bombear el agua en la temporada seca de arroz en Bangladesh, cuyo costo asciende a 4,000 millones de dólares estadounidenses, además de 1.4 mil millones anuales de energía subsidiados por el gobierno para extraer el agua subterránea destinada a riego. Estos gastos resultan insostenibles a largo plazo, concluye el informe, y esto va en contra de la política del gobierno de reducir los subsidios de energía y cambiar a un régimen de riego superficial, más económico, que haga un uso de energía más razonable.
El informe hace hincapié en las opciones secundarias de la oferta y la demanda para la administración sustentable del agua subterránea. “Se debe hacer un uso más eficiente del agua mediante la adopción de prácticas agronómicas ahorradoras de recursos; por ejemplo, la siembra directa y la siembra en camas ayudarían a reducir el consumo de agua en la agricultura”, opina Krupnik. “En las zonas donde se aplica riego, los productores pueden usar bombas de flujo axial, que aprovechan mejor el combustible.” El proyecto CSISA-MI trabaja con el sector privado a fin de ayudar a promover el uso de estas bombas.
La demanda de agua puede disminuir también si se racionan los patrones de cultivo; por ejemplo, sustituyendo el arroz por un cultivo más rentable como el maíz. Se necesita la participación de los consumidores, la inversión en tecnologías modernas para el agua y el campo, así como el apoyo de de los agricultores, para hacer un cambio en la producción de cultivos que necesiten menos agua, declara Krupnik.
En virtud de que el concepto “a más agua-más rendimiento” prevalece aún entre los agricultores, el informe recalca que es necesario contar con una política de concientización mediante programas educativos que fomenten un buen uso del agua y determinen el costo por volumen. Además de soluciones técnicas, se necesitarán alianzas sólidas y mejores sistemas de comunicación entre las diferentes organizaciones que tienen a su cargo la administración de los recursos hídricos, a fin de hacer un cambio que ayude a los sistemas de producción agrícola sean más sustentables.