Christian Thierfelder, agrónomo sénior del CIMMYT con base en Harare, Zimbabwe, fue el personaje central de un artículo del Banco de Granos de Canadá, por su trabajo para promover las técnicas de la agricultura de conservación entre los agricultores de pequeña escala en África. La agricultura de conservación no solo favorece el cuidado del suelo sino que ayuda a que la agricultura sea más “climáticamente inteligente”, sostiene Thierfelder. “En el sistema convencional solo se aprovecha el agua que hay en el lomo del surco, porque no alcanza a llegar hasta el fondo”, aclara. “En el sistema con agricultura de conservación el agua penetra a mayor profundidad y hay mucha agua de la que se ha infiltrado. El maíz puede absorberla mucho mejor debido a que tiene un sistema radicular muy eficiente.”
Además, las técnicas de la agricultura de conservación aportan beneficios adicionales para los pequeños agricultores en lo que a seguridad alimentaria se refiere, ya que reducen el riesgo de que las cosechas se malogren y por tanto los agricultores dedican una superficie más pequeña al maíz y diversifican sus cultivos. “Esto les permite reducir la superficie que dedican al maíz y sembrar cultivos nuevos, cultivos comerciales, otros cultivos en rotación o cultivos biofortificados que enriquezcan su dieta y reduzcan la desnutrición”, concluye Thierfelder. “Es una buena manera de resolver todos [esos problemas] al mismo tiempo.”
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